Piedras con propósitoMuestra

Día 6. La piedra preciosa

En la Biblia, las piedras preciosas son símbolo de algo raro, costoso y digno de cuidado. Pero Dios nos enseña que hay algo más valioso que el brillo de cualquier gema: un corazón santo y una vida fiel a Él.

Proverbios nos dice:
“Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas; Y todo cuanto se puede desear, no es de compararse con ella” (Proverbios 8:11, RVR1960).

Apocalipsis describe a la Iglesia como una novia adornada, lista para el encuentro con su Amado:
“Y yo Juan vi la santa ciudad,la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios,dispuesta como una esposa ataviada para su marido.” (Apocalipsis 21:2, RVR1960).

Somos esa novia. Cristo pagó el precio más alto —su propia sangre— para limpiarnos, restaurarnos y vestirnos de lino fino, símbolo de santidad. Él no busca una iglesia perfecta en apariencia, sino un pueblo preparado, puro y expectante. Así como una piedra preciosa pasa por un proceso de corte y pulido para resplandecer, nosotros somos moldeados por la Palabra y el Espíritu Santo para reflejar su gloria.

“La visión de Apocalipsis no solo muestra la pureza y hermosura de la Iglesia, sino también el clímax de la historia: el momento en que Cristo y su pueblo serán uno para siempre.” Vivir como piedra preciosa hoy es prepararse para esa eternidad.

Pregunta de reflexión:
¿Mi vida refleja la pureza y el brillo que el Espíritu Santo quiere formar en mí mientras espero el regreso de Cristo?

Oración:
Señor, gracias porque me has hecho parte de Tu Iglesia, redimida y amada. Purifica mi vida y cúbreme con el vestido de santidad que has preparado para mí. Ayúdame a vivir expectante, con un corazón limpio y fiel, hasta el día en que pueda verte cara a cara. Amén.