Piedras con propósitoMuestra

Día 5. Piedra de un altar vivo

En la historia del pueblo de Israel, las piedras no solo servían para construir muros o marcar caminos, sino también para levantar altares de memoria. Cada altar recordaba una victoria, un milagro o un momento de pacto con Dios.

Josué levantó doce piedras en Gilgal.
“y mandadles, diciendo: Tomad de aquí de en medio del Jordán, del lugar donde están firmes los pies de los sacerdotes, doce piedras, las cuales pasaréis con vosotros, y levantadlas en el lugar donde habéis de pasar la noche. Entonces Josué llamó a los doce hombres a los cuales él había designado de entre los hijos de Israel, uno de cada tribu.” (Josué 4:3-4, RVR1960).

Samuel colocó una piedra y la llamó Eben-ezer, diciendo:
“Hasta aquí nos ayudó Jehová.” (1 Samuel 7:12, RVR1960).

Así como aquellas piedras daban gloria a Dios por lo que Él había hecho, nosotros también estamos llamados a ser “piedras vivas” en un altar que hable de Su fidelidad. Un altar vivo no es de mármol o granito, sino de corazones rendidos que proclaman con su vida:
El Señor es mi bandera, mi ayuda y mi victoria (Éxodo 17:15, RVR1960).

Cuando te presentas a Dios con todo lo que eres, incluso con tus debilidades, Él te coloca como parte de un altar espiritual que inspira, recuerda y señala hacia Cristo, la Roca principal.

Es importante recordar que las piedras no eran para ser adoradas, sino para señalar la fidelidad de Dios. Así, nuestras vidas no deben atraer la gloria hacia nosotros, sino hacia Cristo, la Roca eterna. Ser una piedra en su altar vivo es aceptar que cada victoria, cada rescate y cada provisión tienen un único autor. Jehová, nuestro ayudador.

Pregunta de reflexión:
¿Estoy dispuesto a ser una “piedra viva” que muestre a otros lo que Dios ha hecho en mi vida?

Oración:
Señor, te entrego mi vida para que seas glorificado a través de mí. Colócame como piedra en tu altar, para que mi historia hable de tu amor y de tus victorias. Hazme testimonio vivo de que tú eres fiel, ayer, hoy y siempre. Amén.