DEVOCIONAL 3: "MI IDENTIDAD EN CRISTO"

Nuestra verdadera identidad no está en lo que hacemos ni en lo que otros piensen de nosotros, sino en lo que Dios dice que somos.

Todos tenemos etiquetas. Algunas nos gustan: “el talentoso”, “la divertida”, “el buen amigo”. Otras nos duelen: “el raro”, “la complicada”, “el flojo”. Pero ninguna de esas etiquetas define realmente quién eres.

Pedro escribe que somos “linaje escogido” y “nación santa”. Eso significa que Dios te eligió. No fue al azar, ni porque “sobrabas”, sino porque Él te quiso. Cuando recibes a Jesús, te conviertes en parte de su familia. Y eso cambia todo: ya no eres solo un adolescente más en la multitud, eres hijo del Rey.

El problema es que a veces seguimos viviendo como si no lo fuéramos. Nos dejamos llevar por lo que otros opinan de nosotros y terminamos creyendo que somos menos de lo que Dios dice. Pero, cuando abrazas tu identidad en Cristo, tu manera de vivir se transforma: no buscas agradar a todos, sino agradar a Dios; no buscas competir por aceptación, porque ya eres amado.

Actividad

Haz tres tarjetas. En cada una escribe estas verdades:

Soy escogido.

Soy santo.

Soy parte del pueblo de Dios.

Llévalas contigo esta semana. Cuando te sientas inseguro o rechazado, léelas en voz alta.

Pregunta para reflexionar

¿Cómo cambia mi forma de tratar a los demás si recuerdo que soy parte del pueblo de Dios?

Oración

“Gracias, Señor, por recordarme que soy tuyo. Ayúdame a vivir cada día de acuerdo a mi verdadera identidad en Cristo”.

Watchman Nee: “Nuestra conducta no genera nuestra identidad; es nuestra identidad en Cristo la que transforma nuestra conducta”.