Dejando Que Dios Limpie Mi Corazón De MamáMuestra

“Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo… Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” (Isaías 1:16, 18 RV60).

INTRODUCCIÓN

Un gran desafío tenemos estos 30 días. Como madres queremos relacionarnos bien con nuestros hijos, amarlos y aceptarlos tal como son, ayudarles a desarrollar todo el potencial que Dios les ha dado y que cumplan los propósitos para los cuales fueron creados. Pero, la mayoría de las veces, lo que hay en nuestro corazón nos traiciona y no podemos realizar los deseos que tenemos. Las oraciones por ellos no llegan ni al techo porque hay pecado y cargas en los corazones, secretos y falta de perdón, amargura y palabras duras para ellos. En realidad, tenemos depósitos emocionales y afectivos dañados por nuestra mala relación con ellos.

Acepte el desafío que Dios le está haciendo: LAVARSE y LIMPIARSE, QUITAR la iniquidad y, después, VENIR.

No importa como está ahora, la promesa es que AUNQUE SUS PECADOS SEAN ROJOS COMO EL CARMESÍ, vendrán a ser como blanca lana.

Dios tiene muchos planes hermosos para nuestros hijos. Pero, primero, quiere limpiarnos a nosotras, porque somos el canal por el cual fluye Su voluntad y Sus bendiciones para ellos.

Vengamos delante del Señor y dejemos que Él nos LAVE, nos LIMPIE y QUITE TODA LA INIQUIDAD de nuestras obras para que seamos de bendición en la vida de nuestros hijos.

DÍA 1

PONIÉNDOME A CUENTAS CON DIOS

PASAJE DEL DÍA:

“Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” (Isaías 1:18 RV60).

ENTENDAMOS:

Hemos vivido lejos de la presencia de Dios, por lo tanto, contaminadas de pensamientos, acciones u obras que no son de Él. Hoy es el tiempo en que tengo que venir delante de Su presencia y dar cuenta de todos esos pensamientos, acciones u obras, confesarlas como pecado, renunciar a eso y pedirle a Dios limpieza y purificación en mi mente, mi corazón, mis manos, mis pies y todo mi cuerpo.

POR QUÉ ORAMOS:

Pida a Dios que le muestre aquello que no ha confesado como pecado.

Pida perdón a Dios por todo su hacer apartado de Su presencia. Por todo lo malo que ha pensado y ha hecho.

Pida misericordia y limpieza para su vida. Ríndale cuentas a Dios de todo lo que ha pasado en su vida.

Padre: En el nombre de Jesús, yo me acerco a tu presencia y pido de tu misericordia. Que no mires mis pecados, porque si lo haces no puedo estar delante de ti. Señor, te pido que traigas a mi memoria todas las obras de las cuales nunca te he rendido cuenta. Que tu Espíritu Santo me dé convicción de pecado para arrepentirme de todo. Señor, estoy sucia, he pecado delante de ti y te pido que me perdones. Me arrepiento de las obras de mi vida y quiero que tú me limpies, que me laves con la sangre del Cordero, lávame Señor…lava mi mente, mi corazón, mis manos, mis pies… ¡Quiero ser limpia para ti! Amén.