Milagros en El DesiertoMuestra

El Dios que Permanece en Medio del Desierto

“Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos" (1 Corintios 10:11 RVR1960).

El desierto puede parecer largo, pero no es eterno. El propósito de Dios nunca fue dejar al pueblo vagando, sino formarlos para la tierra de la promesa. Lo que vieron en el desierto no fue solo provisión, sino una pedagogía espiritual: aprender a vivir por la Palabra, no por el pan; por la Nube, no por el mapa; por la Roca, no por el pozo.

En cada milagro, Dios estaba mostrando más de sí mismo. Y eso es lo que más transforma. No salimos del desierto solo con comida y ropa… salimos conociendo mejor al Dios que camina con nosotros.

Hoy, tú y yo somos peregrinos también. Y aunque nuestros “desiertos” tengan otro nombre (soledad, crisis, enfermedad, cansancio ministerial, etc.), los milagros siguen ocurriendo. Cristo sigue siendo la Roca, el Pan, la Columna de fuego, la Sombra protectora, y la Gracia que preserva.

Y lo más glorioso de todo: Él no envejece. Su fidelidad tampoco.

Invitación final: Permite que cada devocional de esta serie sea una tienda de encuentro. No leas solo con la mente; abre el corazón. Dios quiere hablarte en el desierto, no después de él. Y como en Oseas, Él usará ese lugar para enamorarte otra vez.