Milagros en El DesiertoMuestra

Ropa que no envejeció – La fidelidad que sostiene lo cotidiano

"Los sustentaste cuarenta años en el desierto; de ninguna cosa tuvieron necesidad; sus vestidos no se envejecieron, ni se hincharon sus pies” (Nehemías 9:21 RVR1960).

Milagro: Durante 40 años de travesía por el desierto, la ropa y el calzado del pueblo no se desgastaron. Un milagro discreto, diario y constante.

Reflexión: Provisión invisible pero real: No hubo relámpagos, no hubo truenos, solo un sostén diario que pasó casi desapercibido. Dios no siempre obra con estruendo, pero nunca deja de obrar.

Cuidado integral: La ropa representa lo externo, el calzado lo que nos permite avanzar. Dios cuida tanto de lo visible como de lo que sostiene el caminar.

Fidelidad silenciosa: Este milagro nos enseña que muchas veces los mayores milagros son aquellos que no se ven, pero nos han sostenido hasta aquí.

Aplicación personal: ¿Has notado cómo, a pesar de los años y luchas, todavía estás de pie? ¿Cómo hay cosas que no se han roto, desgastado o perdido? Eso no es suerte, es fidelidad. Agradece hoy no solo por lo nuevo que Dios da, sino por lo que ha conservado milagrosamente intacto.

Oración: Señor, gracias por los milagros que no siempre noto: los días en que no faltó, las puertas que permanecieron abiertas, la fuerza que nunca se acabó. Enséñame a ver tu mano en lo cotidiano, y a agradecer cada mañana por lo que aún conservo por tu fidelidad.

Desafío del día: Haz una lista de cinco cosas que Dios ha conservado en tu vida. No tienen que ser cosas nuevas, sino bendiciones que siguen intactas por su gracia. Luego repite: “Dios no solo me da cosas nuevas, también preserva lo que ya me dio".

Principio para los íntimos de Jesús: “Los íntimos saben que lo más glorioso no siempre hace ruido, pero siempre deja huella".