Milagros en El DesiertoMuestra

Agua de la Roca - Cuando Cristo es tu Fuente
“En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva" (Juan 7:37-38 RVR1960)
Milagro: En dos ocasiones distintas, Dios hizo brotar agua de una roca en medio del desierto para saciar la sed del pueblo. Un acto sobrenatural de provisión en el lugar más árido.
Reflexión: Cristo es la Roca viva: Pablo declara que esa roca en el desierto era figura de Cristo. Él fue herido por nosotros y de su costado brotó vida para el mundo. En Jesús se cumple este milagro eternamente.
Gracia en medio de la queja: El pueblo se quejaba, dudaba, hasta provocaba a Dios, pero aún así Él respondió con misericordia. La fidelidad de Dios no depende de nuestra perfección, sino de su pacto de amor.
Una fuente en medio del desierto: En el lugar más seco, donde no hay posibilidad natural, Dios hace brotar vida. Su presencia puede convertir un terreno estéril en un oasis de gloria.
Aplicación personal: ¿Estás en una etapa de sequedad? ¿Hay áreas en tu vida, ministerio o familia que parecen desérticas? Recuerda que la fuente no es el entorno, es Cristo. No necesitas condiciones ideales cuando tienes una Roca que brota agua en lo imposible.
Oración: Señor, a veces me encuentro en desiertos de dudas, cansancio o pruebas. Pero hoy me acerco a Ti, mi Roca eterna. Golpeado fuiste por mí, y por tu gracia puedo beber de aguas vivas. Haz brotar en mí una fuente que nunca se seque. Sacia mi alma con tu presencia.
Desafío del día: Haz una pausa en medio de tu rutina y declara con fe: “Cristo es mi Roca, y de Él brota vida en mi desierto". Escríbelo, dilo en voz alta, o compártelo con alguien que necesite esperanza hoy.
Principio para los íntimos de Jesús: “Los íntimos no temen al desierto, porque conocen la Roca de la que mana vida".
Acerca de este Plan

El desierto es más que un lugar geográfico. En la Biblia, es un espacio espiritual de formación, revelación y dependencia. Para Israel, el desierto no fue simplemente un camino hacia la tierra prometida, sino el aula divina donde Dios les enseñó a conocerlo como su Sustento, su Guía, su Fuego, su Sombra y su Padre.
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Nos gustaría agradecer a Marcos Daniel Pelozo por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.iglesiacentralad.org
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