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La Felicidad Que No Se AcabaMuestra

La Felicidad Que No Se Acaba

DÍA 1 DE 5

Día 1 – La búsqueda de la felicidad en el lugar equivocado

Todos los seres humanos, sin excepción, vivimos con un mismo deseo profundo: ser felices. Lo curioso es que, aunque lo sabemos, la mayoría de nosotros invertimos nuestras fuerzas en buscar esa felicidad en lugares equivocados. Pensamos que la verdadera plenitud llegará cuando tengamos un mejor trabajo, alcancemos estabilidad financiera, tengamos la familia perfecta o experimentemos ciertos logros personales. Sin embargo, aun cuando alcanzamos esas metas, la satisfacción parece desvanecerse rápidamente. Siempre surge un “¿y ahora qué?”.

El rey Salomón entendió esta realidad. En el libro de Eclesiastés describió cómo probó todos los caminos que el mundo le ofrecía: riquezas, placeres, sabiduría, poder. Y después de todo concluyó: “Luego observé todas mis obras y el trabajo que me había costado realizarlas. Vi que todo era vanidad, un correr tras el viento, y que no había provecho bajo el sol.” (Eclesiastés 2:11 NVI). Ninguna de esas cosas logró llenar el vacío de su alma. Esa misma experiencia se repite hoy en nuestra generación. Nunca hemos tenido tanto acceso a entretenimiento, viajes, oportunidades y tecnología, y sin embargo, los índices de ansiedad y depresión son cada vez más altos. El corazón humano sigue sediento, y nada de lo creado puede saciarlo.

Jesús confrontó esa búsqueda equivocada cuando dijo: “Yo soy el pan de vida. El que a mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed” (Juan 6:35 NVI). Aquí Jesús no está hablando de comida literal, sino de la necesidad más profunda de nuestra alma. Nos recuerda que la felicidad real no es algo que se compra ni se alcanza por esfuerzo humano, sino que se recibe cuando lo encontramos a Él. Solo en Cristo cesa la sed espiritual.

Esto no significa que todo en la vida sea perfecto una vez que creemos en Jesús. Seguiremos enfrentando pruebas, limitaciones y momentos de dolor. La diferencia es que ahora nuestra felicidad no depende de las circunstancias externas, sino de una fuente interna e inagotable: la presencia de Cristo en nosotros. Como decía el apóstol Pablo: “He aprendido a estar satisfecho en cualquier situación” (Filipenses 4:11 NVI). Esa es la libertad que Cristo nos da: una alegría que trasciende lo que tenemos o dejamos de tener.

La verdadera felicidad, entonces, no es una emoción pasajera sino una condición establecida en la relación con Jesús. Es la certeza de que Él es suficiente. Cuando descansamos en su amor, descubrimos que incluso en medio de dificultades podemos experimentar gozo. Como el salmista escribió: “Me llenarás de alegría en tu presencia y de dicha eterna a tu derecha.” (Salmos 16:11 NVI). La plenitud no está en nuestros logros, sino en Su compañía.

Hoy Jesús sigue ofreciendo esa vida plena. La pregunta es: ¿dónde estás buscando tu felicidad? ¿En tus logros, en tus relaciones, en el reconocimiento de otros? Nada de eso será suficiente. La buena noticia es que Cristo se ofrece a sí mismo como respuesta a tu anhelo más profundo. Él es la vida que sacia. Él es el gozo que permanece. Él es la verdadera felicidad que tu alma anhela.

Preguntas de reflexión

  • ¿En qué cosas has buscado felicidad que terminan dejándote vacío?
  • ¿Qué significa para ti que Jesús es el “pan de vida”?
  • ¿Cómo podrías empezar a vivir hoy desde la convicción de que tu felicidad está en Cristo y no en tus circunstancias?

Acerca de este Plan

La Felicidad Que No Se Acaba

Todos buscamos felicidad, pero el mundo nos ofrece fuentes que siempre se secan: logros, relaciones, placeres. Jesús, en cambio, promete saciar nuestra sed más profunda. Este devocional de 5 días te invita a descubrir que la verdadera felicidad no es temporal ni superficial, sino una plenitud que solo se encuentra en Cristo. Él es el gozo eterno que tu alma necesita.

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Nos gustaría agradecer a Felipe Echeverri por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.martepodcast.com