No Está Bien No Estar Bien: 7 Días De Esperanza Para Tu Salud MentalMuestra

DÍA 2 – El alma también necesita descanso

Reflexión:

Vivimos en una época acelerada, donde la ansiedad nos roba la paz y el no vivir en el presente nos impide realmente descansar. Muchos hemos crecido con la idea de que "el que descansa es un vago", o con la culpa constante de sentir que, si no estamos haciendo algo productivo, estamos perdiendo el tiempo. Esa mentalidad nos lleva a patrones poco saludables que deterioran nuestra salud mental: llenar cada minuto con actividad, evitar el silencio y rechazar momentos de quietud.

Pero la verdad es que el "hacer nada" de vez en cuando no solo es válido, sino necesario. Dios diseñó nuestro cuerpo, mente y espíritu para tener pausas. El descanso no es un lujo; es una parte esencial de la vida abundante que Él quiere para nosotros.

Jesús mismo nos dio ejemplo. Aunque tenía una misión urgente y las multitudes lo buscaban, Él tomaba tiempo para apartarse y descansar. Marcos 6:31 nos relata que Jesús dijo a sus discípulos:

"Vengan conmigo ustedes solos a un lugar tranquilo y descansen un poco."

Esto lo dijo después de días de intensa actividad y ministerio. No les pidió más esfuerzo, les pidió un momento de pausa. En otras ocasiones, como en Lucas 5:16, vemos que Jesús se retiraba a lugares solitarios para orar y renovar fuerzas.

El descanso no es pereza, es obediencia. Cuando descansamos, le recordamos a nuestra alma que no somos dioses, que no tenemos que sostenerlo todo solos, y que nuestra vida no depende de nuestro esfuerzo constante, sino del cuidado de Aquel que nunca duerme ni se cansa.

Aplicación:

¿Soy capaz de vivir el hoy o siempre estoy pensando en lo que sigue?

¿He confundido el descanso con vagancia?

¿Me he sentido culpable por detenerme y hacer pausas?

El Señor nos invita en Mateo a descansar.

Ese descanso es más que dormir: es un reposo para el alma. Es soltar la ansiedad, dejar de vivir en el futuro y aprender a habitar en el presente, donde Él nos encuentra.

No dejes que la culpa te robe el regalo de la pausa. El descanso no es inactividad; es una declaración de fe que dice: "Dios, confío en Ti más que en mis propias fuerzas".

Oración:

Señor Jesús, gracias porque en Ti encuentro verdadero descanso. Perdóname por las veces en que he corrido sin detenerme, creyendo que todo depende de mí. Enséñame a vivir en el presente, a disfrutar de momentos de quietud y a escuchar Tu voz en medio del silencio. Que mis pausas no estén llenas de culpa, sino de gratitud por Tu cuidado. Amén.