Recuerda Su Palabra para vivirlaMuestra

Día 3: La necesidad constante de ser recordados

Textos clave: «Por tanto, siempre estaré listo para recordarles estas cosas, aunque ustedes ya las saben, y han sido confirmados en la verdad» (2 Pedro 1:12-13). «La fe viene por el oír, y el oír, por la palabra de Cristo», Romanos 10:17 (NBLA).

Reflexión: Israel necesitaba oír las promesas repetidas veces. Pablo, Pedro y Judas insistían en recordar el Evangelio. La vida cristiana no es un logro, sino una dependencia diaria en Cristo.

• El yugo de la opresión es un recordatorio constante (como el pecado o el sufrimiento).

• La predicación, la Palabra y la comunión son medios de gracia para refrescarnos.

Puedes pensar: ¿Hay algo malo en mí? Lo mismo que estaba mal con ellos, está mal contigo. No eres suficiente, tus obras no lo son, y necesitamos ser renovados, corregidos en las manos de un Dios amoroso, sabio y fiel. Necesitamos Su presencia y poder del Espíritu Santo, obrando en nuestras vidas, abriendo nuestros ojos para confiar en Dios. Olvidamos fácilmente porque aún estamos en construcción, aun el pecado nos ciega y aún hay un enemigo que nos engaña, ya está vencido, pero trata de desviarnos del camino.

Solo piensa, Israel tuvo que escuchar la misma verdad una y otra vez, todo el Antiguo Testamento es un testimonio de esta verdad y todos los reclamos de los profetas al pueblo eran: ¿por qué se han olvidado de Mí y de Mi Palabra? Y el llamado es el mismo: arrepiéntanse, vuelvan a Mí y yo los restauraré. Pero ellos escucharon lo mismo que nosotros: ya no vamos a sufrir, ya no tendremos problemas y seremos como angelitos en la tierra. No. Por eso no recibieron a Cristo, porque el problema del ser humano (aun de los cristianos) es creernos buenos y ya no tenemos nada que cambiar de adentro hacia afuera.

No pensemos más alto de nosotros mismos, que nuestro corazón no se llene de arrogancia, sino que seamos humildes en recordar que somos engañados tan fácilmente que olvidamos quién es Dios, que ha hecho y quién somos nosotros frente a esas dos verdades. Entonces, ¿qué prácticas te ayudan a recordar a Dios? Lee la Biblia, ora, medita en lo que has leído, memoriza un versículo de tu lectura, y haz comunidad. Sé intencional esta semana.

Oración: Amado Padre, no me dejes confiar en mi memoria, no me dejes en mi propia justicia y razonamiento, y úsame para recordar a otros también. Amén.