Recuerda Su Palabra para vivirlaMuestra

Día 1: Yo soy el Señor: La base de nuestra fe

Texto clave: «Por tanto, dile a los israelitas: “Yo soy el Señor, y los sacaré de debajo de las cargas de los egipcios […] Yo soy el Señor», Éxodo 6:6-8 (NBLA).

¡Yo lo haré!, dijo Dios… pero, ¿el pueblo le creyó? ¡Qué Dios tan paciente y fiel tenemos que ser, en medio de una muy mala memoria, Él sigue sosteniendo a Su Pueblo! ¡Gracia inmerecida!

Reflexión: Dios le ha prometido a este pueblo que, así como escuchó su clamor por el sufrimiento que los egipcios les ocasionaban, así como levantó a un hombre para interceder por su liberación ante el Faraón de Egipto, así cumpliría todo lo que les había dicho. Sin embargo, este pueblo empezó a desesperarse al ver la negativa del Faraón en dejarlos ir. Quizá pensaron que iba a ser fácil. ¿Te identificas? ¿Cómo respondes cuando aún no ves lo que has pedido al Señor? ¿Cómo respondes cuándo la respuesta del Señor es contraria a lo que tú esperabas?

¿Cómo responde Dios? Dios enmarca Sus promesas con Su nombre: "Yo soy el Señor", lo puedes ver en el inicio y en el final de estos pasajes. Dios mismo, les recuerda quién es Él, Su identidad es suficiente: Yo soy el Señor. Debería ser suficiente, ¿cierto? Pero este pueblo estaba empezando su caminar con Él, estaba empezando a conocer quién era Dios… el objeto de nuestra fe es el Señor, cuando lo ves a Él tu fe se fortalece cada día.

Entonces, Dios les pide su confianza basada en quién es Él, basada en siete promesas en el medio de estos pasajes: (Éxodo 6:6-8):

1.«Los sacaré de debajo de las cargas de los egipcios»

2.«Los libraré de su esclavitud»

3.«Los redimiré con brazo extendido y con grandes juicios [las plagas]»

4.«Los tomaré a ustedes por pueblo Mío»

5.«Yo seré su Dios»

6.«Los traeré a la tierra que juré a Abraham, a Isaac y a Jacob»

7.«Se la daré a ustedes por heredad»

Y ¿Cómo termina? «Yo Soy el Señor». Dios no dio promesas audibles, les mostró previamente quién era Él, al responder a Su clamor y enviarle a Su vocero, Moisés, para qué confiarán, esperarán en Su promesa; no en otras promesas, no en sus ideas, no en sus emociones, no en sus obras, sino en Su Palabra.

¿Quién es nuestro vocero? ¡Cristo! Él nos quitó la carga del pecado, nos liberó de nuestra esclavitud al pecado, nos redimió con Su sangre, nos hizo Su pueblo, nos hizo hijos de Dios, nos promete una nueva tierra y nuevos cielos para siempre. Cristo, el Hijo unigénito de Dios, fue enviado para recordarnos que Dios es el mismo de ayer, de hoy y de siempre; que su plan no ha cambiado: «En ti serán benditas todas las familias de la tierra» (Gn 12:3b).

Si Dios ya ha enviado a Cristo, puedes correr a Él y despojarte de la duda, de la ansiedad, del afán que provoca esperar la voluntad de Dios. Puedes arrepentirte de la amargura que, voltear a ver las circunstancias, te provoca. Cristo ascendió a la Diestra del Padre, y hoy está intercediendo por nosotros para que tu fe no desmaye, para que recuerdes quién es Dios descrito y revelado en Su Palabra.

¿Qué carga hoy te hace cuestionar quién es Dios? ¿Qué tan grande es tu situación que dejas de ver a Dios? Repite conmigo: "Él es el Señor". Recuerda Su Palabra que te recuerda quién es el Señor.

Oración: Señor, perdóname, porque cuando exijo explicaciones en lugar de descansar en Tu nombre, me olvido de lo que has hecho por mí en Cristo. Tú eres suficiente. Creo en Ti, espero en Ti. Ya me has dado lo más importante, a Cristo, para que hoy te llame Padre. Amén.