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Recuerda Su Palabra para vivirla

DÍA 2 DE 5

Día 2: ¿Por qué dudamos?

Texto clave: «De esta manera Moisés habló a los israelitas, pero ellos no escucharon a Moisés a causa del desaliento y de la dura servidumbre», Éxodo 6:9 (NBLA)

¡Cuánto nos cuesta escuchar en medio del ruido, de la incredulidad o de dudar! ¿Cierto?

Reflexión: ¿Por qué dudamos? Dudamos porque olvidamos quién es Dios, como vimos ayer, pero también porque olvidamos lo que ha hecho (salvación y durante nuestro caminar con Él) y lo que ha prometido (el testimonio de que somos de Él).

Sus circunstancias cegaron a este pueblo a recordar y esperar en las promesas de Dios. Así somos nosotros: cuando el dolor, el miedo o la frustración son más reales que Dios, dudamos. La verdad es suplantada por los sentimientos, por las mentiras que escuchamos del enemigo y por la duda a la que nuestro corazón débil cede. Si recordáramos quién es Dios, no habría lugar para la duda. Si recordáramos Su Palabra, nuestra mente estaría más llena de esperanza que de temor. Si recordáramos que una de Sus promesas es que nada nos separará de Su amor, sabríamos que no hay condenación de Dios en lo que estamos viviendo y que Su amor nos protegerá.

Tres antídotos contra la duda:

• Recordar quién es Dios: Él es Jehová, el Señor Dios. Nuestro creador, nuestro Señor. Le pertenecemos a Dios, no a cosas creadas, no a personas, no a sistemas, no a nosotros mismos, a Dios.

• Recordar Sus obras pasadas: salvación en la cruz, redención completa y perfecta, nada que aportar a Su obra. Ya somos de Él, estamos con Él y Su Espíritu está en nosotros, y nadie puede hacer algo para que eso cambie. Ni tú.

• Recordar que Él no cambia: Él sigue obrando en nosotras bajo la misma obra: a medida que conoces más a Dios, más eres transformada a Su Hijo. Si Él vino a buscarnos, si nos salvó, Él terminará la obra.

• Recordar Sus promesas futuras: sin merecerlo, Su pacto en Cristo es eterno. Dios nos ha dado el cielo, la promesa de que un día todo será completamente restaurado cuando Cristo regrese.

No sé qué estás creyendo, quizá como este pueblo, que las promesas de Dios no son reales, que Faraón es más real. El dolor es real, la angustia es real, la frustración es palpable y el miedo se siente más real que cualquier otra cosa. Aquí es donde se pone la fe a prueba: ¿en quién hemos creído? En vez de buscar más de Dios, buscamos en otros lugares. Nos alejamos de quién siempre ha sido la respuesta a nuestros males. Lo que deseamos es que nuestra situación externa cambie; no queremos conocer más a Dios. Lo que deseamos es que nos evite el sufrimiento cuando es la herramienta que Él usa para transformarnos. Lo que olvidamos en medio de todo es que Dios está detrás de nuestro corazón, no de nuestras circunstancias.

Por eso, pedimos fortaleza, paz, sabiduría, consuelo, refugio y gozo en medio de las dificultades y lo que inevitablemente sucederá es que conoceremos más a Dios, lo amaremos más y maduraremos a la semejanza del Hijo. ¿Te anima saber esto? Si no lo hace, considera examinar lo que has creído. Y haz una lista: ¿Qué has visto que Dios ha hecho en tu vida? ¿Qué promesas bíblicas necesitas recordar hoy? Recordar, nos hace adorar a nuestro Dios, el objeto de nuestra fe.

Oración: Señor, mi angustia grita más fuerte que tu Palabra, perdóname por olvidar quién eres. Ayúdame a recordar Tu historial de fidelidad en mi vida. Amén.

Escrituras

Acerca de este Plan

Recuerda Su Palabra para vivirla

Este devocional tiene el propósito de que vivas para la gloria de Dios, que ejerzas tu llamado de ser como Cristo y de que perseveres en tu misión de ser discípula de Jesús. En un mundo que te brinda muchas opciones para vivir feliz, la Biblia sencillamente te da una: un verbo cuyo objeto es Dios: Recuerda Su Palabra. ¿Quieres vivir para Dios? ¡Este devocional es para ti!

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Nos gustaría agradecer a Susana De Cano por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.instagram.com/susanadecano