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Tiempo De FlorecerMuestra

Tiempo De Florecer

DÍA 5 DE 5

Crecer y Madurar

Solo cuando somos sumisos y obedientes al Espíritu de Dios, se va dando una intimidad que nos lleva a adentrarnos en las profundidades del corazón de Dios. Esta experiencia de crecimiento en el Señor es muy bien ilustrada por la experiencia que tuvo el profeta Ezequiel, con las aguas que salían de la casa de Dios.

“Y me sacó por el camino de la puerta del norte, y me hizo dar la vuelta por el camino exterior, fuera de la puerta, al camino de la que mira al oriente; y vi que las aguas salían del lado derecho. Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos. Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos. Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado" (Ez. 47:2-5 RVR1960).

En nuestro florecer en el Señor hay un tiempo para que las aguas nos lleguen a los pies. Pero a medida que vamos creciendo en Cristo, las aguas nos llegan hasta las rodillas, y luego hasta los lomos, y luego tenemos que nadar. No debemos olvidar las palabras de Pablo: “debiendo ser ya". Estas palabras hacen alusión a hermanos que se han quedado rezagados y que no están dando el fruto que debieran.

Creo que cada uno de nosotros debiéramos anhelar nadar en las aguas del conocimiento de Dios. Yo veo a Pablo nadando tan profundo en esas aguas que tuvo que exclamar: “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” (Rom. 11:33 RVR1960).

El enemigo no quiere que los hijos de Dios maduremos en el Señor. Cuanto menos crezcamos, más débiles seremos y más fáciles presas para ser devorados. Mientras menos crezcamos, menos fruto daremos para la gloria de Dios. Pero Dios quiere que crezcamos y maduremos en Él, esa es su voluntad. Quiere que le conozcamos, quiere revelarnos sabiduría del cielo, quiere mostrarnos su gloria. Dios quiere darnos palabras enseñadas por el Espíritu; Él quiere que ejercitemos nuestros sentidos en el discernimiento del bien y el mal. Todas esas cosas nos conducen a la madurez espiritual.

Asidos de Cristo, la cabeza de la Iglesia, recibimos el poder para crecer. Una voluntad rendida a Cristo, un alma enamorada y apasionada por el Señor, rendida a sus pies, es una vida que le adora en espíritu y en verdad. Si estas cosas las buscamos y las vivimos, cómo no vamos a crecer y a madurar en el Señor. El crecimiento lo da Dios, la revelación la da el Espíritu Santo y nos nutre para crecer la vida en Cristo, el apego a la vida verdadera.

“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”(Jn. 15:5 RVR1960).

Para ti y para mí, y para todos los hijos de Dios, es tiempo de florecer.

Libros de Grettchen Figueroa

https://www.amazon.com/author/grettchen-99_books

ngfigue@yahoo.com

Agradecimiento especial al pastor Jonathan E. Riddering por su colaboración en el arte gráfico.

Acerca de este Plan

Tiempo De Florecer

Tanto el crecimiento físico como el crecimiento espiritual son indispensables para un desarrollo normal. No obstante, dejar de crecer, o no crecer en forma alguna, cuando hablamos en términos espirituales, puede resultar extremadamente perjudicial. En este plan trataremos el tema de la madurez espiritual y del consejo divino para florecer en el Señor y dar fruto para su gloria.

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Nos gustaría agradecer a Grettchen Figueroa por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: facebook.com/GrettchenStage