Tiempo De FlorecerMuestra

Conformes
A veces pasa el tiempo y vemos que los hermanos están en un estado de conformidad en el que, o lo han aprendido todo o en alguna parte del camino perdieron su deseo de aprender. Pablo dice acerca de estos que son niños en su modo de pensar. Imagino un cuarto lleno de piedras preciosas, en el que hay varias personas reunidas. Unas están en una esquina de la habitación, contemplando la escena, otras tienen una piedra en la mano, regocijándose en su belleza, ensimismadas. Hay quienes se han adentrado en el lugar buscando la forma de adquirir todas las que puedan. Veo también más allá a otros que van buscando cuidadosamente, disfrutando de cada una de ellas y poseyéndolas. Otros van saliendo con ellas en las manos para compartirlas con otros.
Me parece que en la viña del Señor encontramos todas las anteriores. Es decir, los espectadores que van y vienen domingo tras domingo y se conforman con ver desde afuera. También encontramos los conformistas, llegan a un nivel y eso les basta. Están los que disfrutan de las riquezas divinas, pero no están apasionados por compartirlas, mientras que hay otros que no solo disfrutan de lo que tienen en el Señor, sino que lo comparten. Son esos los que dan por gracia lo que por gracia han recibido. (Mt.10:8)
El deseo de Dios es que crezcamos, que le conozcamos y que maduremos de modo que sea mucho lo que podamos dar a otros. Cuando Pablo habla de la madurez espiritual, hace una diferencia entre los carnales y los espirituales. Y aprendemos que para madurar y crecer en el Señor hay cosas que dejar y cosas que adquirir. Desechamos las obras de la carne y anhelamos y deseamos el fruto del Espíritu.
La iglesia de Corinto es un perfecto ejemplo de lo que venimos hablando. En el tercer capítulo de 1.ª Corintios le dice Pablo a los hermanos: (fíjémonos que le habla a los hermanos) “De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?” (1 Cor. 3:1-3 RVR1960).
La palabra que resalta es “carnales” y a esa carnalidad se asocia la incapacidad de recibir vianda, es decir, las cosas profundas y ricas de Dios porque no tenían la capacidad de recibirlas. Lamentablemente, esta situación sigue ocurriendo en la iglesia y mientras unas plantas van floreciendo y dando frutos, otras continúan en su pequeñez, conformes consigo mismas en un estado de propia satisfacción.
Imagino la voz del Señor exhortándonos, con firmeza y tierno amor, para que florezcamos y demos abundante fruto para su gloria.
Escrituras
Acerca de este Plan

Tanto el crecimiento físico como el crecimiento espiritual son indispensables para un desarrollo normal. No obstante, dejar de crecer, o no crecer en forma alguna, cuando hablamos en términos espirituales, puede resultar extremadamente perjudicial. En este plan trataremos el tema de la madurez espiritual y del consejo divino para florecer en el Señor y dar fruto para su gloria.
More
Nos gustaría agradecer a Grettchen Figueroa por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: facebook.com/GrettchenStage
Planes relacionados

La Compasión De Jesús: El Corazón De Una Vida Misional Un Plan De Lectura De 10 Días

Humildad que Transforma

El Espíritu Santo en Lucas

Volver a Lo Esencial

El Espíritu Santo en Mateo

La Captura Milagrosa

El Agotamiendo De Los Pastores Y La Paz De Cristo

Viviendo La Fe en La Sociedad

Sean Fructíferos
