Tiempo De FlorecerMuestra

Madurez espiritual

Hablando espiritualmente, podemos decir que la inmadurez es la consecuencia de la incongruencia entre lo que debiera ser un cristiano en el tiempo presente y lo que realmente es. Muchos asocian la madurez con el tiempo. Si llevamos más tiempo en conocer al Señor, de haber nacido de nuevo, entonces debemos ser más maduros que los que tienen menos tiempo en el Señor. Tal vez esta debiera ser la realidad. Pero encontramos que hay personas que llevan menos tiempo en el Señor y tienen más madurez que algunos que llevan mucho tiempo de creyentes.

Lo mismo pasa cuando hablamos de edad cronológica. Por eso escuchamos frases como: “¿Cuándo vas a crecer?”, “Ese muchacho es más maduro que su padre”, “El menor es más maduro que el mayor”, etc. La madurez va asociada a una conducta esperada que sea congruente con la edad o, en el caso de lo que venimos hablando, con el tiempo que tenemos de haber nacido de nuevo.

La madurez está íntimamente ligada a la palabra crecimiento y esta a la capacidad de dar frutos. En el caso que nos ocupa, o sea en la vida cristiana, es el crecimiento espiritual del que ha nacido de nuevo. Quiere decir que lo lógico es que crezcamos en el Señor. Ese crecimiento tiene su origen en que hemos sido engendrados por el Espíritu y es el propio Espíritu de Dios quien nos hace crecer en Él. Cuando Pablo dice: “debiendo ser ya maestros”, está diciendo que se espera que llegue un momento en nuestra vida en que hayamos alcanzado un conocimiento, unas vivencias, una calidad de vida en el Señor que nos permita, no solo abrazar una mente renovada conocedora de las cosas de Dios, sino que también nos haga aptos para enseñar a otros.

“Acerca de esto tenemos mucho que decir, y es difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír. Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal".

Estas palabras sabias del apóstol Pablo apuntan hacia una vida cristiana cada día más acomodada a la persona de Cristo. Resalta el hecho de que es tiempo ya de florecer, de recibir alimento sólido, de alcanzar madurez. Un crecimiento que cada cristiano debe experimentar a medida que Cristo está siendo formado en él. (Gál. 4:19)

Todas la citas bíblicas usadas en este plan de la Biblia han sido tomadas de la versión Reina Valera 1960