Tiempo De FlorecerMuestra

Estancados

A los hermanos enriquecidos en Cristo de Corintios, Pablo dice que no pudo hablarles como a espirituales sino como a carnales, porque entre ellos había divisiones, celos y contiendas. Esto nos lleva a concluir que la madurez espiritual es el estado de los que han recibido la salvación y todas las riquezas contenidas en esa salvación, y al mismo tiempo, se dan a sí mismos en humildad y obediencia para agradar a Dios. La renovación de la mente, la transformación, el crecimiento, el fruto del Espíritu, todo apunta a una sola dirección, hacia la madurez espiritual.

Los hermanos de Corinto estaban estancados en un pantano de celos y divisiones. Perdían lo valioso, la belleza de las riquezas recibidas por divisiones entre ellos. Cada vez se separaban más del centro perfecto de la voluntad de Dios. Pablo les habló con el propósito de que abrieran sus ojos a una verdad muy importante, una verdad que todas las iglesias cristianas debieran aprender y retener. Cada siervo de Dios sirve de una manera particular en la iglesia, colaborando en la viña del Señor, pero consciente de que el crecimiento viene de Dios.

Por eso estaban estancados, imposible crecer cuando nuestra mirada está puesta en los hombres y no en Dios. Pablo lo expresa magistralmente en estas palabras:

“¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor. Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento” (1 Cor. 3:5-7 RVR1960).

Es a los pies del Maestro que debemos estar. Es muy normal que tengamos nuestros gustos y preferencias, pero cuán sabios debemos ser para que nunca estos se interpongan en nuestro crecimiento en el Señor. Seamos guiados por su Palabra, y en obediencia y humildad, deseemos conocerle cada día más. Solo así nuestros sentidos espirituales irán madurando y estaremos creciendo y floreciendo para su gloria.