Tengo mucho dolor.

📖Salmo 34:18
Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón, y salva a los contritos de espíritu.

¿Dónde estuvo Dios en ese momento tan perturbador o en medio de tanto dolor en mi vida? ¿Por qué Dios lo permitió?

A veces culpamos o nos alejamos de Dios por algunas pérdidas que hemos experimentado en nuestras vidas; sin embargo, no entendemos algunas cosas que debemos tomar en cuenta.

Así como nosotros tenemos un día en el que nacemos, tenemos nuestra fecha de partida de esta tierra. Y sé que duele perder a alguien a quien amas, pero no somos eternos. Al final, independientemente de la forma en que ciertas personas partan de esta tierra, el destino es la muerte.

Dios permite las cosas por varias razones:

1. Porque es consecuencia del pecado.
2. Porque quiere hacernos entender que Él es soberano y todopoderoso, que es nuestro Creador. Y aunque no lo entendamos ni lo comprendamos, Él tiene cuidado de nosotros y quiere el bien para nosotros, aunque eso signifique un dolor momentáneo en nuestras vidas.
3. Hay dolores tan fuertes que solo Dios los entiende. Y aunque en el momento no logremos comprender el porqué, Dios usará lo que estás pasando para que puedas testificar y ayudar a otros que estén pasando por el mismo proceso que ya tú sanaste, porque Dios te dio las fuerzas y la ayuda para hacerlo.

No permitas que tus circunstancias de duelo te hagan alejar de Aquel a quien debes aferrarte, porque no hay nada fuera de Dios que nos pueda consolar, ayudar y sanar nuestro dolor.

Sé que hay momentos muy difíciles donde no logramos comprender; sin embargo, hoy Dios te dice :"Necesitas aprender a confiar".

Hoy es un día muy especial porque Dios permitió que llegaras a este día para que puedas sanar y restablecer nuevamente tu relación con Él. No pierdas esta linda oportunidad que Dios te da.

Quiero compartirte algunos ejemplos bíblicos que sé que te van a ayudar:

Pérdida y superación:

• Job (Job 1:20-21):Perdió todo, pero declaró: Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.
• David (2 Samuel 12:16-23): Lloró intensamente por su hijo enfermo, pero después se levantó... y adoró.
• Noemí (Rut 1:20-21): Se sintió amargamente vacía, pero Dios le dio un nuevo propósito a través de Rut.

Oremos:
"Padre, gracias porque Tú conoces lo más profundo de mi corazón, y a Ti no hay nada que te pueda esconder. Te entrego este dolor, este pesar, este resentimiento que no me permite avanzar. Te pido Tu sanidad: sana mi corazón, sana mi mente. Ayúdame a sanar mi interior y, no importando las circunstancias, estar cada día más aferrado a Ti, porque fuera de Ti no hay nada que pueda ayudarme como solamente Tú lo haces. Perdóname por alejarme de Ti y por cuestionarte. Tú eres TODOPODEROSO, y sé que en Tus manos está toda mi vida. Fortaléceme, y que de igual forma sea Tu Espíritu Santo a través de mí para yo brindarle apoyo y fortaleza a quienes lo necesitan, que también están pasando por un proceso similar o peor al que yo estoy viviendo. Esto te lo pido en el nombre de Jesús. Amén".