¿Roto?...sigue CreandoMuestra

Desánimo en el proceso Creativo

Aunque la frustración y el desánimo pueden estar relacionados, no son lo mismo. La frustración se refiere a la experiencia de no poder lograr algo, mientras que el desánimo se refiere a la pérdida de la motivación o esperanza. Esta aparece cuando algo no sucede como lo esperabas o cuando hay cansancio espiritual o emocional.

La creatividad es un regalo divino. Dios mismo es el Creador supremo, y cuando nos permite participar en el proceso creativo ya sea a través de la música, el arte, la predicación, el diseño o cualquier otra expresión estamos reflejando su imagen. Sin embargo, incluso en la iglesia, este proceso puede llenarse de desafíos, especialmente cuando aparece el desánimo.

El desánimo puede surgir cuando nuestras ideas no son comprendidas, cuando nuestras propuestas son rechazadas, o cuando sentimos que no estamos siendo útiles en el ministerio. A veces, invertimos tiempo, oración y pasión en un proyecto, y los resultados no son los que esperábamos. En estos momentos, es fácil pensar que nuestros esfuerzos son en vano.

El relato de Elías en 1 Reyes 19 nos muestra que incluso los más valientes pueden caer en el desánimo después de grandes victorias. De igual forma, en el ámbito creativo de la iglesia, la presión por hacer las cosas “excelentes para Dios” y la constante comparación pueden desgastar el alma y robarnos el gozo. En esos momentos debemos recordar que nuestro valor no depende de los resultados visibles, sino de la obediencia y la fidelidad a Dios, sabiendo que todo lo que hacemos debe ser para Él y no para los hombres.

Es en estos momentos cuando debemos recordar que nuestro valor no está en los resultados visibles, sino en la obediencia. Dios no nos llamó a ser exitosos en términos humanos, sino fieles. Colosenses 3:23 nos anima: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.” Nuestro esfuerzo creativo, aunque no sea aplaudido, tiene valor eterno si lo hacemos para Él.

Aún cuando nuestras ideas parezcan no tener espacio o enfrentemos críticas y silencios, Dios sigue obrando en nosotros, usando esas temporadas para formar nuestro carácter y nuestra fe. Por eso es vital crear comunidades creativas donde haya gracia, libertad y apoyo. Si estás desanimado, recuerda que Jesús también fue rechazado pero nunca se rindió. Ora, descansa, vuelve a empezar y confía en que el Creador que te dio el don también te sostendrá. Él jamás deja una obra incompleta.