Todo Comienza PequeñoMuestra

Dios trabaja en lo invisible antes de lo visible

Una de las cosas más frustrantes en cualquier comienzo es esta sensación:
“Estoy sembrando, pero no estoy viendo nada.”

Pones tiempo. Tomas decisiones correctas. Empiezas nuevos hábitos.
Y sin embargo, por un tiempo, todo parece igual.
Ningún cambio visible. Ningún resultado tangible.

Y justo ahí es cuando muchos abandonan.

Pero si confías en Dios, necesitas aceptar esta realidad espiritual:
Dios siempre trabaja primero en lo invisible.

En Zacarías 4, Dios no solo estaba reconstruyendo un templo.
Estaba reformando corazones. Estaba renovando fe. Estaba despertando obediencia.

Y por eso le recuerda a Zorobabel:

“»No será por la fuerza ni por ningún poder, sino por mi Espíritu —dice el Señor de los Ejércitos—.” (Zacarías 4:6 NVI)

La obra de Dios no comienza con lo visible.
Comienza con su Espíritu operando en lo interno.

Filipenses 2:13 (NVI) lo confirma:

“Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer, para que se cumpla su buena voluntad.”

En otras palabras:
Si hoy sientes el deseo de hacer lo correcto, de obedecer, de construir algo con Dios…
es porque ya hay evidencia de que Él está trabajando en ti, aunque todavía no lo veas afuera.

Lo que tú no puedes controlar el resultado final, el crecimiento, el fruto, no depende de ti.
Tu parte es sembrar con fidelidad.
La de Dios es hacer crecer en el tiempo correcto.

Isaías 55:10–11 lo expresa con una imagen poderosa:
Así como la lluvia y la nieve descienden y no vuelven sin antes hacer germinar la tierra,
así será la palabra de Dios: no volverá vacía, sino que cumplirá lo que Él desea.

Cuando Jesús murió, muchos pensaron que todo había terminado.
Sus seguidores estaban confundidos. Su misión parecía haber fracasado.
Pero lo que no sabían era que Dios estaba cumpliendo su mayor obra en lo invisible.

En el silencio de la tumba, Dios no estaba ausente… estaba preparando la resurrección.

El evangelio nos muestra que cuando parece que nada está pasando,
Dios está preparando lo que viene.

REFLEXIONA:

• ¿Estás frustrado por no ver resultados inmediatos?
• ¿Qué pasaría si confiaras en que Dios ya está obrando, incluso si hoy no lo notas?

ORACIÓN:

Dios, a veces me frustra no ver resultados.
Pero hoy elijo confiar.
Aunque mis ojos no lo vean, creo que tu Espíritu está obrando.
Haz crecer lo que sembraste en mí.
Tu palabra no vuelve vacía, y yo no voy a abandonar lo que empezaste.
Amén.