Devocional Agosto "Lámpara a Mis Pies"Muestra

“Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa. Por eso se detuvo de los cielos sobre vosotros la lluvia, y la tierra detuvo sus frutos” (Hageo 1:9-10 RVR1960).

En la Biblia hay pasajes muy específicos que hablan a necesidades muy específicas y este es uno de ellos. En la época del profeta Hageo el templo de Dios no estaba en buenas condiciones y las personas estaban totalmente desinteresadas, no porque fueran malas sino porque también la ciudad estaba en condiciones difíciles.

Cada uno pensaba en sí mismo y nadie se ocupaba de las cosas de Dios. Esto trajo dos consecuencias, la primera que el corazón de Dios se entristeció, pues Él mismo había sacado al pueblo de la esclavitud y los había llevado a prosperar, pero en el momento de necesidad ninguno estaba pendiente de las cosas de Dios, sino que todos pensaban solamente en ellos mismos.

Lo segundo fue que a raíz de esto vino un argumento en contra de la prosperidad del pueblo, todo el esfuerzo y el trabajo que hacían parecía no dar frutos, era como agua que se escapaba de las manos.

Recuerda que nunca se ha tratado de que Dios anhele tus posesiones materiales, Él no las necesita y mucho menos se complace en verte en necesidad. Se trata de entender que hay momentos de prueba donde debemos aprender a darle un espacio a todas las cosas importantes y no solo a las que son nuestras.

La iglesia es la reunión de las familias que aman a Dios, es el hogar de las familias cristianas y la condición de la iglesia refleja las condiciones de las familias de una ciudad. Si la iglesia no está en buenas condiciones, es prácticamente imposible que las familias estén bien.

Ama tu familia, ama tu casa y ama tu iglesia.