En El Principio Era La Palabra (Verbo)Muestra

La gloria hecha carne (Juan 1:14–18)
La Palabra se hizo carne, y en su rostro vimos la gloria del Padre.
El clímax del prólogo es la encarnación: El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. Aquí, Juan no se refiere a una apariencia ilusoria, sino a la real humanidad de Cristo. Dios se acercó, tomó forma humana y puso su morada entre nosotros. La palabra "habitó" remite al tabernáculo del desierto: Dios ahora habita en medio de su pueblo en la persona de Jesús.
La idea detrás de esta frase es más literalmente, habitó como en una tienda entre nosotros. Por el sentido y el contexto, Juan conectó la llegada de Jesús a la humanidad con la venida de Dios y su morada con Israel en la tienda del tabernáculo. Se podría afirmar, y moró entre nosotros.
En Él vimos su gloria, una gloria no de poder aplastante, sino llena de gracia y verdad. Moisés dio la ley, pero Jesús trajo la plenitud: la gracia que salva y la verdad que libera. Nadie ha visto jamás a Dios, pero Jesús, el Hijo único, nos lo ha revelado. En Cristo, Dios se dejó ver, tocar y conocer.
Preguntas de reflexión:
- ¿Qué significa para ti que Dios haya tomado forma humana en Jesús?
- ¿Has contemplado recientemente la gloria de Cristo con asombro, humildad y gratitud?
- ¿De qué manera estás siendo un reflejo de su gracia y verdad en tus relaciones y decisiones?
Acerca de este Plan

El prólogo del Evangelio de Juan revela a Cristo como la Palabra eterna de Dios, fuente de vida, luz del mundo, revelación del Padre y portador de gracia. Este pasaje nos invita a contemplar el misterio de la encarnación, a recibir a Cristo como Salvador y a vivir como hijos de Dios, iluminados por su verdad y transformados por su gracia.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://leadershiftglobal.com/