Día Global de Oración Universitaria: Guía de Oración de 40 DíasMuestra

Día 6: Una Obra Profunda de Arrepentimiento

“Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio,…”
— Hechos 3:19

“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.”
— Hebreos 12:14

Si realmente queremos que la presencia del Señor inunde nuestros campus, ¡debemos preparar el camino para que lleguen las aguas refrescantes! Como nos dicen claramente estas Escrituras, la revelación de Su derramamiento y presencia depende primero de estas condiciones: arrepentimiento y santidad.

Juan el Bautista vino a preparar el camino del Señor. Tanto su mensaje como su bautismo eran de arrepentimiento. Personas de toda la región comenzaron a salir a confesar sus pecados y a ser bautizadas como señal de su arrepentimiento. No sólo los llamó a confesar, sino también a apartarse de sus pecados, dando frutos acordes al arrepentimiento (Mateo 3:2-3, 5-6, 8). Esa preparación del corazón permitió que el ministerio de Jesús se revelara a Israel y que el cielo se acercara a un pueblo entero.

Frank Bartleman, de la Revitalización de Azusa Street, dijo: “La profundidad de cualquier avivamiento será determinada precisamente por el espíritu de arrepentimiento que logre obtener.”

En efecto, no puede haber un movimiento duradero de Dios sin una profunda obra de arrepentimiento entre nosotros. Cuando el gran avivamiento cayó sobre Gales en 1904, “nada había acontecido en Gales con resultados tan profundos. Incrédulos se convirtieron, borrachos, ladrones y jugadores fueron salvos; y miles recuperaron su respetabilidad. Se oían confesiones de terribles pecados por doquier. Se pagaron viejas deudas. El teatro tuvo que cerrar por falta de público. En cinco semanas, 20,000 personas se unieron a las iglesias.”

En menos de un año, más de 100,000 almas fueron traídas al Reino en esta poderosa efusión del Espíritu.

Antes del Avivamiento Galés, Evan Roberts pronunció un mensaje sobre las cuatro condiciones para recibir al Espíritu Santo, que se convirtió en catalizador a lo largo de ese derramamiento:

• Debemos confesar ante Dios todo pecado no confesado.
• Debemos quitar de nuestras vidas cualquier cosa que dude.
• Entrega total: Debemos decir y hacer todo lo que el Espíritu nos diga.
• Haz una confesión pública de Cristo.

¿Estamos listos para preparar el camino del Señor? Porque sin arrepentimiento, no habrá tiempos de refrescamiento. Sin santidad, nadie verá al Señor.

PUNTOS DE ORACIÓN:

• Lee el Salmo 139:23-24. Tómate un tiempo para pedir a Dios que busque y revele tu corazón. Que cada corazón se pregunte: “Señor, ¿hay algo en mí que te ofenda? ¿Hay algo que no me haya rendido completamente a Ti?” No te apresures. Permite que el Espíritu Santo revele todo lo que Él desee abordar. Luego, confiesa tus pecados a Dios y unos a otros, orando el uno por el otro (Santiago 5:16).
• Después de confesar cada pecado, pídele a Dios que reemplace tus antiguas formas de ver, pensar, creer y vivir por la manera en que Él quiere que veas, pienses, creas y vivas
• “Padre, ¡anhelamos tiempos de renovación! Te pedimos que envíes un movimiento de arrepentimiento y santidad que recorra [tu campus adoptado], que cada corazón se consuma con el anhelo de Tu presencia. ¡Que este campus se convierta en un altar, y que cada corazón sea un sacrificio vivo sobre el cual caiga el fuego del cielo!”
  

(Extractos de “Repentance: The Forgotten Key of Revival” por Chris Ngai y Jacob Lawlor, p. 4.)

Por Chris Ngai (Chris forma parte de Pray Campus [América], una colaboración unida de amigos que buscan acoger la Presencia de Dios mediante adoración, oración y una familia de avivamiento en los campus universitarios, día y noche.)