Ester - Para Este Tiempo Has LlegadoMuestra

Liderazgo con Dios

Lectura: Ester 4:8-11; Proverbios 20:28

EOAO: Proverbios 20:28

"La misericordia y la verdad guardan al rey y con clemencia se sustenta su trono".

En el texto

En el cuarto capítulo, Ester se encuentra en una situación de gran tensión. Mardoqueo la insta a presentarse ante el rey y suplicar por la vida de su pueblo. Sin embargo, es muy arriesgado acercarse al rey Asuero sin ser llamado a su presencia, pues podría costarle la vida. El rey gobernaba con leyes rígidas y la amenaza de castigar a quienes las desobedecieran. El exigía respeto a través del miedo y el poder, pero Proverbios 20:28 ofrece una perspectiva diferente sobre el liderazgo.

La Palabra de Dios nos enseña que un rey se preserva no por su orgullo o autoridad, sino por el amor y la fidelidad. Y este es un hermoso contraste en la manera en que el rey Asuero gobernaba. El verdadero liderazgo se sustenta en el amor inquebrantable, algo que vemos perfectamente en la vida de Jesús, el Rey de reyes. Jesús no vino a imponer su poder sobre nosotros; vino a estar con nosotros, a caminar a nuestro lado y a amarnos incondicionalmente. Su amor era tan profundo que dio su vida en la cruz por nosotros, mostrando que el corazón del verdadero liderazgo es el amor sacrificial, no la imposición.

En nuestras vidas, sea en nuestros hogares, lugares de trabajo o comunidades, hemos sido llamadas a seguir el ejemplo de Jesús. Debemos liderar con amor, gentileza y fidelidad y no con mano dura o reglas severas. El mundo usualmente nos indica que el poder y el control son las cosas que hace que un líder sea fuerte, pero en la Palabra de Dios podemos observar que el amor es la verdadera fuente de fortaleza.

Amiga, en la medida que lideras a las personas que Dios te ha encomendado, que tus acciones, reflejen Su fidelidad y amor incomparable. Deja que tu liderazgo muestre la gracia y la compasión que nos ofrece nuestro Salvador Jesús.

Oración

Señor Jesús, ayúdame a liderar con amor y fidelidad en mi vida, Enséñame a hacerlo como tú, dejando todo por los demás. En aquellos momentos en los que me siento tentada a tomar el control o a manejar las cosas con severidad, recuérdame que la verdadera fuerza proviene del amor. Amén.