Un Santuario Para DiosMuestra

El propósito de una casa para Dios
Describir a Dios desde la perspectiva de la razón siempre ha representado un gran desafío. Dios es un ser Soberano (Isaías 46:9-10), Eterno (Salmos 90:2), Todopoderoso (Génesis 17:1); y nuestra comprensión de Él es limitada por la limitación de la mente humana (Romanos 11:33-34).
Desde la creación del hombre, donde Dios utilizó sus propias manos (Isaías 64:8, Job 10:8), hasta la encarnación de Cristo (Mateo 1:23), la Biblia presenta a un Ser Superior pero muy cercano. Éxodo 25:8 nos da una muestra de ello: “Que me hagan un santuario, y yo habitaré en medio de ellos”.
Nuestros pecados habían creado una separación entre nosotros y Dios (Isaías 59:2), y ahora, Dios quiere utilizar el Santuario como puente para que dicha relación con su pueblo pudiese restaurarse; dando una muestra a gran escala de lo que haría Jesús con toda la humanidad.
Hay dos expresiones muy importantes en el texto de hoy, y una de ellas es el verbo habitar. La expresión hebrea para habitar es shakan, que puede traducirse como establecerse. La otra es la proposición en medio, tavek en hebreo, que puede ser traducida como "entre" u "hogar". En otras palabras, el texto nos está presentando una gran verdad; El Dios Soberano, Eterno y Todopoderoso quería convertir el santuario de Éxodo en Su hogar, Su morada, Su casa. Dios quería establecerse de manera permanente en su pueblo, como quiere hacerlo en tu vida.
El deísmo, una corriente filosófica que postula la lejanía de Dios respecto a Su creación, sostiene que Él actúa como un relojero que, tras dar vida a un reloj, lo deja funcionar por sí mismo al abandonarlo a su suerte. Sin embargo, el pasaje de hoy nos revela a un Dios que se viste de compasión y amor hacia Sus criaturas. En el ámbito teológico, dos conceptos fundamentales nos permiten profundizar en la comprensión del texto seleccionado: laTrascendencia y la Inmanencia.
La trascendencia se refiere a los atributos incomunicables de Dios, aquellos que no comparte con ninguna de Sus criaturas, tales como Su Soberanía y Eternidad. En este sentido, Dios es trascendente porque es Grande, Incomparable, y no hay ni habrá nadie similar a Él en toda la existencia. Por otro lado, la inmanencia resalta que, a pesar de Su Grandeza y Excelencia, Dios está íntimamente cerca de la humanidad. Su inmensa Grandeza no actúa como una barrera, sino que, en realidad, lo acerca a nosotros, revelando un amor que trasciende cualquier límite. Esta dualidad nos invita a contemplar un Dios que, aunque majestuoso y soberano, se interesa profundamente por nuestras vidas, manifestando Su presencia y amor en cada momento. Así, podemos experimentar no solo Su grandeza, sino también Su cercanía y compasión.
El Salmista expresó: "Excelso sobre todas las naciones es el Señor; su gloria está sobre los cielos. ¿Quién es como el Señor nuestro Dios, que está sentado en las alturas, que se humilla para mirar lo que hay en el cielo y en la tierra?" Salmos 113:4-6.
Dios no puede ser objeto de humillación de ningún hombre, Él mismo se humilla al inclinarse y descender desde la cima (lo más alto) hasta la sima (lo más bajo). Salomón, al contemplar este inmenso amor y ternura, se encontraba perplejo al preguntarse: Pero, ¿morará verdaderamente Dios con los hombres en la tierra? He aquí, los cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener, cuánto menos esta casa que yo he edificado (2º Crónicas 6:18).
Es verdaderamente asombroso que el Dios que habita en la Eternidad (Isaías 57:15) elija hacer del santuario de Éxodo su hogar, revelándonos que aún sigue cercano a nosotros. Al igual que con el pueblo de Israel, Dios te ha elegido para establecerse en tu vida, transformándola en Su habitación, Su morada, Su hogar. El Salmista proclama:“Cercano está el SEÑOR a todos los que le invocan…” (Salmos 145:18).
Para los griegos, había dos maneras de referirse a una visita en su hogar: Paroikeo y Katoikeo. Si alguien llegaba con la intención de quedarse y establecerse de manera permanente, usaban la palabra Katoikeo. En cambio, si la visita era temporal, refiriéndose a un extranjero que solo estaría por un tiempo limitado, empleaban Paroikeo.
Hoy debes reflexionar: ¿qué clase de huésped será Dios en tu vida? ¿Será Katoikeo, alguien que habita de forma permanente, o Paroikeo, un visitante temporal? El texto de hoy nos muestra que el compromiso de hacer el santuario no recaía en Dios, sino en el pueblo.
Dios prometió habitar allí, pero ellos tenían la responsabilidad de construir el lugar donde Él haría su morada. Debemos de estar dispuestos a preparar un espacio en nuestra vida donde Dios no sea un visitante ocasional, sino un residente permanente, donde Él pueda convertirse en el centro de nuestra existencia.
Escritura
Acerca de este Plan

"Un Santuario para Dios" es un plan bíblico de cinco días diseñado para profundizar en el significado de ser morada del Señor. A través de devocionales y reflexiones, Marcos Arias guía a los creyentes a comprender cómo consagrar su vida como un templo vivo para Dios. Inspirado en las Escrituras, este plan fomenta la intimidad con el Padre y la transformación espiritual.
More
Nos gustaría agradecer a Andad en Él por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.instagram.com/andadenel