La gracia del perdónMuestra

El amor sana las heridas

Cuando hemos sido heridos, es fácil levantar muros emocionales para protegernos. Sin embargo, Dios nos llama a sanar a través del amor. El verdadero amor, el que proviene de Dios, cubre nuestras heridas y nos da la fuerza para seguir adelante. No hay mayor sanidad que vivir en el amor del Padre y reflejarlo en nuestras relaciones.

El apóstol Pedro nos recuerda que el amor cubre multitud de pecados (1 Pedro 4:8). Esto no significa que ignoremos las ofensas, sino que el amor nos ayuda a ver más allá del dolor y elegir la gracia en lugar del resentimiento.

El amor es el fundamento del perdón. Jesús nos amó aun cuando estábamos en pecado (Romanos 5:8). Si Él nos amó sin condiciones, nosotros también debemos reflejar ese amor a quienes nos han herido.

Pero el amor no solo es algo que ofrecemos a los demás, sino algo que debemos recibir primero. Muchos no pueden perdonar porque nunca han experimentado realmente el amor de Dios. Cuando entendemos cuánto nos ama el Padre, nuestros corazones se abren a perdonar y sanar.

El amor de Dios nos restaura completamente. En Isaías 61:1, el Señor declara que ha venido a sanar los corazones quebrantados. No hay herida demasiado profunda que Él no pueda restaurar. A veces, pensamos que el tiempo curará el dolor, pero solo el amor de Dios puede sanar verdaderamente nuestro corazón.

Cuando vivimos en amor, dejamos de aferrarnos al dolor del pasado y comenzamos a vivir en esperanza y plenitud. El amor de Dios nos libera del miedo, la culpa y la amargura. No hay nada más poderoso que Su amor para cerrar las heridas de nuestra alma.

Aplicación práctica:

Ora y pídele a Dios que llene tu corazón con Su amor. Si hay alguien a quien aún te cuesta perdonar, pídele que te ayude a verlo con Sus ojos.

Este plan devocional es parte de la serie de enseñanzas “La gracia del perdón” de Sixto Porras disponible en RightNow Media. Consigue más información aquí.