Afilando mi espadaMuestra

Al igual que el pueblo de Israel, podemos sentir que estamos "contados como ovejas para el matadero", víctimas de circunstancias que parecen inexplicables o injustas. Sin embargo, este versículo también nos recuerda que no estamos solos en estas luchas. Pablo conecta este lamento con la esperanza en Romanos 8. Aunque como creyentes somos perseguidos y sufrimos por nuestra lealtad a Dios, el sufrimiento no tiene la última palabra. Pablo asegura que somos más que vencedores a través de Cristo quien murió y resucitó por nosotros. Aunque experimentamos aflicciones, estas no nos separan del amor de Dios. Al contrario, nos unen más a Cristo quien también sufrió por nosotros.

El Salmo 44 nos invita a ser honestos con Dios en nuestros momentos de angustia, pero también a recordar su fidelidad pasada y confiar en que su amor es constante. La pregunta clave es: ¿Cómo respondemos al sufrimiento? ¿Nos alejamos de Dios, pensando que Él nos ha abandonado? O, ¿lo vemos como una oportunidad para acercarnos más a Él, confiando en que Él está obrando, incluso en medio de las circunstancias más difíciles?