Orando como JesúsMuestra

Santificado sea tu nombre

Cuando Jesús enseñó a sus discípulos sobre la oración en Mateo 6, comenzó con las palabras: “Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre...” Una traducción dice, “que siempre se dé honra a tu santo nombre” (PDT).

Jesús nos enseñó que el acercarse a Dios comienza con adoración, reverencia, acción de gracias y alabanza. A la luz de quién es Dios es apropiado que al acercarnos a Él, reconozcamos su grandeza, bondad y amor. Jesús modeló oraciones de gratitud en momentos cotidianos, como antes de una comida; y en ocasiones significativas, como antes de realizar un milagro o dar una enseñanza importante.

Puede ser tentador comenzar la oración pidiéndole a Dios que haga algo, especialmente en situaciones que se sienten urgentes y caóticas, o cuando la lista de oración es larga. Pero cuando elegimos entrar en sus atrios con acción de gracias y le alabamos por su esencia y por lo que ya ha hecho, hacemos que el honrarlo y conocerlo sea la prioridad y no simplemente pedir algo de Él.

En consecuencia, nuestros momentos de magnificar a Dios en oración pueden fortalecer nuestra fe y confianza mientras buscamos su ayuda.

A medida que conocemos más a nuestro fiel Padre, a través de su Palabra, con nuestras experiencias, y con oración auténtica, nuestros corazones comienzan a desbordarse de deleite en Él. Llegamos a entender que su vida en nosotros es la razón por la que podemos darle gracias y alabanza en todas las circunstancias.

Así que, mientras hablas con Dios hoy, no omitas el buscar la quietud y de absorber su presencia junto a ti. De hecho, permanece ahí tanto tiempo como puedas.

Pausa y reflexiona

¿De qué manera has visto recientemente la fidelidad de Dios en tu vida? Escríbelo y dedica tiempo a agradecer a Dios por la forma en que está obrando.

Oración

Oh Padre, te alabo y glorifico, mi Sanador, mi Ayudador, mi Esperanza! Eres bueno, justo, fiel, siempre presente, todopoderoso, lleno de amor y compasión. Me regocijo en ti en toda circunstancia porque tu amor es mejor que la vida. Mi alma se aferra a ti mientras me sostienes en tus brazos eternos. En el nombre de Jesús, amén.