Para Un Tiempo Como EsteMuestra

El Señor habló a Moisés, diciendo: "Habla a Aarón y a sus hijos, diciendo: 'Así bendecirás al pueblo de Israel: les dirás: El Señor te bendiga y te guarde; que el Señor haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga misericordia de ti; que el Señor alce su rostro sobre ti y te dé paz'".

"Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré" (Números 6:22-27).

Cuando leas este versículo, considera el contexto del mismo. Se trataba de una nueva identidad y orientación para los israelitas. El pueblo judío había sido liberado milagrosamente de Egipto y estaba en el desierto. Sus cuerpos ya no estaban físicamente allí, pero Egipto todavía estaba dentro de ellos. La mayor reorientación para el pueblo fue eliminar su creencia en los falsos dioses de Egipto que habían abrazado. Habían vivido en Egipto durante 430 años. Muchas generaciones vivieron y murieron allí. Eran parias y esclavos, pero amaban la comida, las especias y los ídolos que les daba su cultura adoptiva. Por lo general, no tenían identidad con Jehová Dios. No sabían que hay un solo Dios verdadero. Por lo tanto, se requerirían 40 años de exilio en el desierto para ser reorientados hacia una nación que sirviera a un solo Dios... el Señor Dios Todopoderoso. Una vez que se estableció esta reorientación, se les dio permiso para entrar en la Tierra Prometida. Tendrían que estar preparados antes de que pudieran, porque su identidad y su atracción hacia dioses falsos continuarían probándolos. Aun así, tenían esto a su favor. Es lo que dijo papá,

"Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré".

Como cristianos tenemos el nombre de Jesucristo sobre nosotros. Nos identificamos con Él. Él es nuestro Dios Soberano. Él es nuestro Creador. Él es nuestro Salvador. Estamos identificados con Él, a menos que hayamos abrazado dioses falsos en nuestra vida como lo hicieron los israelitas. Entonces tenemos un problema, al igual que ellos. Si miras más profundamente los versículos que he incluido, verás el beneficio de ser hijo de Dios y la bendición que se está transmitiendo.

"Que el Señor te bendiga y te guarde; que el Señor haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga misericordia de ti; que el Señor alce su rostro sobre ti y te dé la paz".

Lo que vemos es a Dios diciéndonos a aquellos de nosotros que llevamos Su nombre que Él nos bendecirá y nos guardará. Él velará por nosotros, y nos dará Su gracia, y finalmente Él dice que Él nos dará paz. Paz. ¿No es eso lo único que la mayoría de la gente civilizada desea? Hay belicistas, criminales y agitadores que desean quitarnos la paz porque no tienen paz. Son vulnerables y susceptibles al hombre malvado que siempre ha provocado guerras, prejuicios, celos y comportamiento criminal. Me pregunto cuántos no se dedicarían a estas cosas si pudieran encontrar la paz que sobrepasa todo entendimiento, como se afirma en Filipenses 4:7.

"Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús".

Nuestro Padre quiere hacer más por nosotros de lo que hemos estado dispuestos a aceptar, porque muchos están divididos en su lealtad a Él. Son llamados por Su nombre, pero se pierden muchas de Sus bendiciones porque Él es solo un interés en su vida, en lugar de ser el Señor Dios de sus vidas. Él está compitiendo con tantos ídolos, y a menos que los dejemos y nos volvamos completamente a Él, no emergeremos a la Iglesia que se necesita para los días en los que estamos y estamos a punto de enfrentar.

Avívanos, oh Señor, y que comience en mí. Promuévenos, Señor, para que nadie piense o diga que nada ni nadie nos ha visitado sino Tú. Establécete sobre nuestra vida y purifica nuestra fe. Expulsa al hombre malvado y gobierna sobre nosotros, nuestro Rey. Obtén Tu gloria, Señor, avivando nuestra identidad en Ti y Tú en nosotros. Te lo suplicamos, Señor. Acércate a nosotros, te lo pedimos y date a conocer. Es en el glorioso nombre de Jesucristo que oramos. AMÉN