Para Un Tiempo Como EsteMuestra

El alto y sublime que vive en la eternidad, el Santo, dice esto: "Vivo en el lugar alto y santo con aquellos cuyos espíritus son contritos y humildes. Restauro el espíritu aplastado de los humildes y revivo el coraje de los que tienen corazones arrepentidos (Isaías 57:15 NTV).

Amo el corazón restaurador de Dios. No hay amor más grande que el Suyo, y no hay nadie que responda mejor a la humildad y al quebrantamiento que Él. Fíjate en las palabras que señalan lo que Él quiere hacer por un espíritu quebrantado y por una persona arrepentida. "Restaura el espíritu aplastado y revive el coraje". Restaurar y revivir. ¿Qué abre Su corazón para darnos un regalo tan asombroso? De nuevo, fíjate en las palabras y condiciones mencionadas. Contrito y arrepentido.

Creo que sabemos lo que es arrepentirse. Algunos pueden pensar que solo es sentir lástima por algo que hicieron. Se "arrepienten" y, por lo general, vuelven a hacer lo mismo de siempre por lo que se arrepintieron. Esto no es arrepentimiento. El verdadero arrepentimiento es estar totalmente de acuerdo con Dios en que he pecado contra Él. Es tener el corazón quebrantado por mi pecado. Es sentir su vergüenza y sentirse desesperado por el perdón de Dios. Es apartarse del pecado. Es ir en otra dirección y seguir distanciándome de aquello de lo que me arrepiento. Esa es una mejor descripción del arrepentimiento en lugar de simplemente sentir lástima, y hasta que ocurra el verdadero arrepentimiento, permaneceremos en un estado distante del Santo Dios, y nuestras oraciones se verán obstaculizadas.

Contrito es otra condición que Dios menciona y también es probable que se malinterprete. ¿Qué significa la palabra?

Contrito: "Sentir o expresar remordimiento o penitencia; afectados por la culpa".

Cuando juntamos contrito y arrepentido, tenemos una mejor idea de cómo Dios describe el acercarnos a Él en nuestras peticiones de oración. Debemos hacerlo estando en un lugar correcto con Él, viéndolo como santo más allá de nuestra capacidad de acercarnos a Él casualmente. Estamos preparados para acercarnos a Él, cuando nos volvemos descaradamente honestos con Él acerca de nuestra condición. Un espíritu contrito y un corazón arrepentido nos preparan para presentarnos ante Él con nuestras peticiones. Entonces mira lo que sucede:

"Confiesen sus pecados unos a otros y oren unos por otros para que sean sanados. La oración ferviente de una persona justa tiene gran poder y produce resultados maravillosos"(Santiago 5:16 NTV).

En los pasajes a los que he hecho referencia, vemos la Santa Palabra de Dios instruyéndonos sobre cómo hacer para que nuestras oraciones sean escuchadas, puestas en práctica y, en muchos casos, concedidas. Lo primero que debemos saber es que, siguiendo las pautas de Dios con arrepentimiento contrito y humilde, se nos da perdón y se nos pone en el lugar correcto con Él. Esto nos hace justos y se nos da la promesa de que producirá resultados maravillosos. También nos dice que Dios quiere contestar nuestras oraciones, y nos está mostrando cómo recibir los maravillosos resultados por los que oramos.

Necesitamos mirar nuestras vidas y mirarlas y ver si hay algo que obstaculice nuestras oraciones. ¿Cómo lo hacemos? Comencemos pidiéndole al Espíritu Santo que nos revele los puntos ciegos de nuestra vida. Ayúdanos a ver aquellas cosas que obstaculizan nuestras oraciones. Podría ser un pecado no confesado, o una condición como la amargura, la falta de perdón o la falta de fe que obstaculiza nuestras oraciones. Confesemos y arrepintámonos con contrición y arrepentimiento de aquellas cosas que obstaculizan nuestras oraciones. Nuestra relación abierta e íntima con Cristo nos llevará a un nuevo lugar.

Yo creo que el Señor está agitando a Su Iglesia. Yo creo que Él nos está despertando. Necesitamos muchas oraciones que provengan de personas justas que piden que Él envíe avivamiento a Su familia. Necesitamos colmar Su sala del trono con esta petición. También creo que Él quiere escuchar esto de nosotros. Él ha estado esperando que Su Iglesia lo llame con unidad de corazón y propósito. Ahora es el momento de que la familia de Dios despierte y clame a Él.