Pablo: Días desérticosMuestra

Más lecciones del desierto

A menudo nos encontramos pasando por momentos difíciles que pueden compararse con una experiencia en el desierto. Estos tiempos pueden llevarnos al borde del abismo y podemos tener dificultades para encontrar la salida. Pero a medida que pasamos por las pruebas, podemos aprender lecciones valiosas que nos formarán y nos prepararán para el futuro.

Una de las cosas que nos enseña el desierto es que necesitamos reducir la velocidad y calmar nuestros corazones. Necesitamos rendirnos a Dios y confiar en su plan para nuestras vidas. Cuando hacemos esto, podemos experimentar una paz que sobrepasa todo entendimiento y nuestros corazones pueden calmarse en la tormenta. Otra lección que podemos aprender en el desierto es la importancia de callar y escuchar. Es fácil quedar atrapado en el ruido y el caos de nuestras ajetreadas vidas. Al reducir la velocidad y tomarnos el tiempo de escuchar, podemos oír la voz apacible y delicada de Dios y ser guiados por su sabiduría y amor.

Esto me recuerda cuando mi esposa y yo visitamos una boutique de lujo. Tan pronto como entramos, supe que estábamos en problemas. La tienda estaba muy bien presentada, con aromas encantadores que llenaban el aire. Los ojos de mi esposa se iluminaron y pude sentir que mi billetera se volvía más liviana. Sabía que no nos iríamos sin comprar algo. Mientras deambulábamos, noté que mi esposa se sentía atraída por una vela con un cálido aroma a arena. Nunca había oído hablar de tal cosa, y era escéptico. Quiero decir, la arena tibia no es realmente un aroma, ¿verdad? Pero mi esposa insistió y terminamos comprando la vela. Ahora, cada vez que encendemos la vela, nuestro hogar se llena del aroma cálido y acogedor de la arena, el aroma del desierto.

Así que, mientras navegas por tu desierto, recuerda que es un lugar para calmar tu corazón y aumentar tu fe. Tómate un momento para reducir la velocidad, guardar silencio y escuchar. La Biblia es una luz para nuestro camino, al igual que esa vela cálida. Sus palabras están ahí para calmarnos y recordarnos que servimos a un Dios soberano. No esperes hasta que la vida se vuelva abrumadora para hacer un balance de las bendiciones en tu vida. Encuentra consuelo en la cálida arena del desierto y en la presencia tranquilizadora de Dios. Cuando te encuentres con algo que desafíe tu escepticismo, como una vela con un cálido aroma a arena, no te apresures a descartarlo. Acepta nuevas experiencias y prueba cosas nuevas, incluso si parecen poco convencionales. ¿Quién sabe? Es posible que te sorprendan y te traigan una nueva sensación de comodidad y alegría.