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Pablo: Días desérticosMuestra

Pablo: Días desérticos

DÍA 4 DE 6

Lecciones del desierto

El desierto no es un lugar al que la mayoría de nosotros elijamos voluntariamente ir; sin embargo, es allí donde aprendemos algunas de las lecciones más importantes de la vida. Aprendemos, por ejemplo, que el desierto nos empuja a pasar del yo al servicio. Nos despoja de nuestras pretensiones e ilusiones de control y nos recuerda que estamos aquí para servir a un propósito superior.

El Apóstol Pablo conocía bien esta lección. Había ido ascendiendo en la escala del judaísmo, logrando un gran éxito y respeto entre sus compañeros. Era fariseo, celoso de la fe. Había logrado mucho más que sus contemporáneos. Pero tuvo un encuentro dramático con Cristo y todo cambió. Pablo fue cegado y llevado de la mano a la ciudad, donde ayunó y oró durante tres días. Fue una experiencia en el desierto, un tiempo en el que se despojó de su autosuficiencia y de su propia importancia. Inmediatamente se convirtió en evangelista, viajando de pueblo en pueblo, enfrentando situaciones que amenazaban su vida y persecución, todo porque creía en el poder del evangelio para transformar vidas. El desierto lo había cambiado del egoísmo al servicio y estaba dispuesto a arriesgarlo todo por amor a Cristo.

El desierto nos enseña algo más que la lección del servicio. También nos enseña a confiar en el poder de Dios, no en el nuestro. Vivimos en un mundo que valora la autosuficiencia, lo que nos dice que podemos hacer cualquier cosa que nos propongamos si trabajamos lo suficiente. Por el contrario, el desierto nos recuerda que algunas cosas están fuera de nuestro control, que algunos problemas son demasiado grandes para que podamos solucionarlos. Cuando confiamos en el poder de Dios para apoyarnos en él en busca de fortaleza y guía, aprendemos a trabajar y a luchar con toda su energía que obra poderosamente dentro de nosotros. Aprendemos a poner nuestras cargas delante de él y a pedir su ayuda, sabiendo que él puede hacer inconmensurablemente más de lo que podríamos pedir o imaginar.

Así que, si hoy te encuentras en un lugar desértico, te reto a que aceptes las lecciones que el desierto tiene para enseñarte. Tómate un momento para reflexionar sobre tu vida y tu propósito. Pregúntate: ¿estoy viviendo para mí mismo o para algo más grande? ¿Estoy confiando en mi fuerza o en el poder de Dios? ¿Estoy dispuesto a servirle, incluso cuando es difícil o incómodo?

El desierto puede ser un lugar de transformación, un lugar donde puedes descubrir tu verdadero propósito y potencial. Que encuentres el coraje y la fuerza para pasar del yo al servicio y confiar en el poder de Dios para guiarte y sostenerte. Que seas una fuente de bendición y esperanza para quienes te rodean. Que tu viaje por el desierto te lleve a una relación más profunda y significativa con Dios.

Escrituras

Día 3Día 5

Acerca de este Plan

Pablo: Días desérticos

El desierto es un lugar de preparación. El desierto nos lleva a pasar del yo al servicio, cultiva la confianza en el poder de Dios, calma nuestros corazones y aumenta nuestra fe. Si estás en un desierto, mantén la fe y s...

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Nos gustaría agradecer a Gregg Matte por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://houstonsfirst.org/

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