Dios, ayúdame, estoy de lutoMuestra

El duelo es un proceso

No conozco a nadie que disfrute con el dolor y el sufrimiento.

Al contrario, cuando llega el dolor, queremos que desaparezca lo antes posible. Lo mismo ocurre con el duelo. Por desgracia, no funciona así. Sanar del dolor es un proceso. Puede ser una verdad difícil de aceptar.

Las personas que afrontan el duelo suelen preguntar: «¿Cuánto dura?». Sencillamente, toma el tiempo que haga falta, y el plazo es diferente para cada persona. Puede que no sea lo que quieras oír, pero es la verdad. Hay algunas etapas comunes por las que pasarás a medida que vayas sanando, pero no son necesariamente secuenciales. El proceso de duelo es un poco más complicado.

¿Te has roto alguna vez un hueso o te han operado? Aparte del dolor inicial, el proceso de sanidad puede ser igualmente doloroso. Mi hijo se rompió la muñeca patinando hace muchos años. Esa muñeca rota requirió un viaje a urgencias, consultas con médicos, derivaciones a un traumatólogo, un yeso temporal, un yeso permanente, radiografías, analgésicos y meses de sanidad y rehabilitación.

Hubo momentos en que mi hijo no sentía ningún dolor y le costaba entender por qué tenía que seguir llevando el yeso. Otras veces, sentía un dolor terrible y la mera idea de mover el brazo lo hacía llorar. Fuera como fuese, tenía que pasar por el proceso para que el hueso sanara adecuadamente. Si le hubiéramos quitado el yeso antes de tiempo, habría aumentado la probabilidad de causarle más daños. Había que sanar de dentro hacia fuera.

En el proceso de duelo, habrá momentos en que sentirás tanto dolor que te resultará difícil pensar en otra cosa. Otras veces, el dolor será menos intenso y podrás seguir con tu rutina diaria.

Es frecuente que el duelo tome un año o más. Se toma un año entero desde el momento de la pérdida para pasar por todas las fiestas, cumpleaños, acontecimientos especiales y otras fechas importantes que vivirás por primera vez sin tu ser querido. Hay un tiempo para todo, incluido un tiempo para sanar (Eclesiastés 3:1).

Tu sanidad de la pérdida tiene que suceder desde dentro hacia fuera. Sin olvidar el pasado, al final podrás seguir adelante, sin el dolor debilitador de tu pérdida.