Dios, ayúdame, estoy de lutoMuestra

El duelo es perfectamente normal

La gente suele considerar el duelo como una respuesta emocional anormal cuando, en realidad, es exactamente lo contrario. Las emociones experimentadas con el duelo no significan que estés loco o seas débil. Más bien, demuestran que eres una persona normal que ha experimentado una pérdida y necesita sanar.

Ver el duelo como algo anormal puede obstaculizar tu capacidad de sanar. Un problema frecuente es recibir respuestas críticas y poco comprensivas de familiares y amigos que no entienden el proceso de duelo. Algunos nos dicen:

• «Ya deberías haber superado eso».

• «Ya ha pasado suficiente tiempo. Solo tienes que seguir adelante».

• «No llores; sabes que él o ella está en un lugar mejor».

• «Dios no pondría sobre ti más de lo que puedes soportar».

• «No seguirías afligido si tuvieras más fe».

Aunque cada una de estas afirmaciones puede tener algo de verdad, es importante evaluarlas críticamente. El duelo es normal. Rechaza los sentimientos de los demás que ven tu duelo como algo fuera de lo normal. Respeta tu camino aunque los demás no lo comprendan ni lo respeten. La Biblia dice: «Cada corazón conoce su propia amargura, y nadie más puede compartir totalmente su alegría» (Proverbios 14:10).

Habían pasado unas tres semanas desde la muerte de mi padre y yo seguía experimentando la tristeza que conllevaba el fin de aquella relación. Un día, hablando con mi marido sobre cómo me sentía, me dijo: «Han pasado tres semanas. Ya deberías estar mejor». Respondí enfadada. Me tomó más de unos minutos calmarme y darme cuenta de que mi marido simplemente no sabía cómo manejar mi dolor. Como no podía arreglarlo, mi duelo le incomodaba.

A menudo, las personas que quieren que «llores más deprisa» tienen dificultades para afrontar tu duelo y desean que termine lo antes posible. Los comentarios que oyes sobre seguir adelante, no llorar o poner un límite de tiempo a tus lágrimas pueden tener muy poco que ver contigo; tienen mucho más que ver con quienes te rodean. Al fin y al cabo, el duelo no es bonito. Es duro, doloroso y a veces puede ser francamente feo.

Por muy difícil que les resulte a tus familiares y amigos ser testigos de tu dolor, no te disculpes por ello. Es normal y necesario para sanar. Tienes derecho a llorar a tu manera y a tu tiempo.