Una vida de intimidad con DiosMuestra

¡Sal de la jaula!
“Dios... deja libre al preso encadenado... y le da prosperidad...”, Salmo 68:6 (BLA y DHH).
La historia de la jaula mencionada ayer nos deja tres enseñanzas:
1. Todo el mundo está en la jaula. “...El mundo entero está bajo el control del maligno”, 1ª Juan 5:19 (BAD). “El diablo los tiene prisioneros y hace con ellos lo que quiere”, 2ª Timoteo 2:26 (TLA). Las personas sin Dios están controladas por el “príncipe de este mundo”, Juan 12:31. Están en la jaula del diablo y no saldrán de allí, a menos que Dios las libere. Y Dios quiere hacerlo: “...El Señor miró hacia abajo... para... poner en libertad a los condenados a muerte”, Salmo 102:19-20 (NTV). Sin embargo, aunque parezca difícil de creer muchos nunca buscarán la ayuda que Dios les ofrece porque no están dispuestos a salir de la jaula. Se quedarán allí hasta que al final de los tiempos sean transferidos a otra jaula mucho peor: el infierno. ¿De veras tú quieres seguir el camino de esas personas?
2. Nadie escapa de la jaula sin ayuda. Ninguna persona puede liberarse del yugo de Satanás por sí sola. Para salir de la jaula se necesita que alguien abra la puerta desde afuera. Y ese alguien es Jesús: “...El Señor da libertad a los presos...”, Salmo 146:7 (DHH). Jesús puede y quiere ayudarnos a salir de la jaula. Pero no lo hará si no se lo pedimos. ¿Quieres o no? ¿Quieres salir de la jaula? Pídeselo a Dios. ¡Y que sea pronto! Si no lo haces antes de cruzar el umbral de la muerte tu condenación estará sellada para siempre.
3. El que sale de la jaula puede volver a ella. ¿Alguien cree que el diablo se quedará de brazos cruzados mientras sus intereses se desvanecen y su reino se desploma? Claro que no. Satanás buscará la manera para que aquellos que fueron libertados vuelvan a su jaula. Y, ¿cómo lo logra? Los engaña haciéndoles creer que vivir en la jaula es mejor que vivir en libertad. Piensa en los israelitas después de ser liberados por Dios del yugo del faraón. Suspiraban, lloraban y añoraban la esclavitud en Egipto. Querían volver a la jaula. Y retornaron, aunque no físicamente.
Entonces, ¿cómo vivir en libertad sin el peligro de volver a la jaula? Sencillo: no creas las mentiras del diablo y confía totalmente en Dios. Él es tu Padre bondadoso y sabe exactamente lo que te conviene. Acepta su voluntad porque siempre es buena, como bueno es Dios.
Acerca de este Plan

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/
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