¿Cómo orar?Muestra

Hacer lo que se nos manda

Cuando nos adentramos en la Palabra y examinamos el tema de la oración, encontramos cosas muy interesantes. Una de ellas es que muchas veces nos hemos equivocado en relación a cómo pedir. Pedirle a Dios de corazón no garantiza que recibamos una respuesta favorable a lo que solicitamos, porque solo Dios sabe lo que conviene. Lamentablemente, muchas veces pedimos no acorde a la voluntad de Dios.

Jesús nos dice en Lucas 6:46-48: "¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante. Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca". En la Palabra, se nos enseña sobre la obediencia a Dios; se nos ilustra cómo ella abre las puertas de la bendición, y que se debe obedecer sus palabras antes que a los hombres. Este punto es interesante porque muchos están habituados a un esquema de oración dogmática, enseñanza practicada por los hombres. No se acercan a la Palabra para aprender y, por eso, repiten los errores de los demás.

Hoy, quiero que sepas que todos los seres humanos somos imperfectos; solo Jesucristo es perfecto, y por ello debemos hacer lo que Él nos muestra para recibir la bendición del Padre. No nos quedemos con lo superficial; escudriñemos la Palabra para que el Santo Espíritu de Dios abra los ojos de nuestro entendimiento y podamos crecer en gracia, sabiduría y poder de lo alto en nuestros tiempos de oración. Oremos:

Padre bueno, te damos infinitas gracias porque nos amas con amor eterno y has dado a tu Hijo en pago propiciatorio por nuestros pecados. En Su poderoso nombre, queremos pedirte que nos ayudes a crecer en el conocimiento de tu verdad, para que cuando nos presentemos delante de tu trono lo hagamos confiadamente y acatando lo que nuestro Maestro nos enseña a través de la Palabra. Que cada oración sea elevada delante de tu trono de gracia, y recibamos la respuesta oportuna conforme a tu voluntad. Quítanos todo dogma y enséñanos a escudriñar tu Palabra, porque tu Palabra es verdad y vida; solo en ella encontramos cómo ser verdaderos hijos tuyos. Amén.