¿Cómo orar?Muestra

Padre nuestro

En el modelo de oración enseñado por Jesús, el cual se llama "El Padre nuestro", nuestro maestro nos enseña los pasos, disposición y la relación que debemos tener con nuestro Creador. Anteriormente, las oraciones rituales se hacían de manera que se tenía una separación entre los hombres y Dios. Solo unos pocos elegidos como sacerdotes podían ingresar al lugar Santísimo para hablar de forma directa con el Creador.

Cuando Jesús nos enseña iniciando la oración "Padre nuestro que estás en los cielos", nos ilustra cómo debe ser nuestra relación en oración con el Padre. Ya no somos personas ajenas a Su presencia, tampoco somos extraños comunicándonos; ahora somos hijos de Dios por medio del sacrificio de Jesucristo en la cruz del calvario. Somos reyes y sacerdotes para nuestro Dios, quienes reconocemos Su señorío, poder y nos sujetamos a Su voluntad, pero también le abrimos el corazón y no necesitamos de otra persona para llevar las ofrendas de alabanza. Nuestra adoración es directa con el Padre.

Debemos erradicar el temor en nuestra relación con Dios. Hablar con Él es todo un placer y algo que debemos hacer todos los días, a toda hora y en toda situación. No solo debemos buscar en oración la presencia de Dios cuando estamos pasando por momentos difíciles; también debemos buscarle en los buenos momentos, y ser agradecidos. Esto es comparable a que, como amigos, solo nos comuniquemos cuando necesitamos un favor. Si bien es cierto que el lazo de amistad nos permite tener esa confianza, corremos el riesgo de perder la amistad de los demás al solo buscarles por interés. Recordemos entonces que nuestro Padre nos ama y desea escuchar nuestras oraciones, ya sea de alabanza, adoración o petición. Oremos:

Padre bueno, te damos las gracias porque ahora tenemos la posibilidad de entrar al Lugar Santísimo mediante la Sangre de Cristo que nos limpia de todo mal. Gracias porque ahora somos reyes y sacerdotes, los cuales elegiste para alabanza de tu nombre. En el nombre de Jesús, te pedimos que tu Santo Espíritu nos guíe, nos ilumine y ayude para poder abrirte el corazón, que limpies, transformes y consueles cuando sea necesario nuestro ser, que nos uses para proclamar las buenas nuevas de salvación a toda criatura para que seas exaltado entre las naciones. Amén.