Confianza en la oraciónMuestra

La importancia de la oración

La oración es difícil, pero un verdadero hijo de Dios es reconocible por su oración. Incluso cuando un verdadero hijo de Dios lucha y tropieza en la oración, su oración es genuina, porque ama a aquel a quien se dirige y tiene hambre en su corazón de aquel a quien habla.

El Espíritu Santo produce esta autenticidad en su alma hacia el Señor. Hay hombres y mujeres que no son salvos, que pueden construir y elaborar oraciones que suenan hermosas, pero no hay autenticidad en ellas, porque están lejos del Señor. ¿No te encanta escuchar a alguien orar cuando realmente está orando? Prefiero escuchar a alguien que tropieza y lucha, pero que realmente está orando, que escuchar a alguien elocuente que no está orando, sino presumiendo. Aunque orar es difícil para nosotros, es sobrenaturalmente natural para un hijo de Dios.

Los creyentes no solo oran, sino que anhelan orar. Los creyentes quieren crecer en sus vidas de oración. Los discípulos del Señor le preguntaron: «Señor, enséñanos a orar» (Lucas 11:1). Ese es también el clamor de mi corazón: «Señor, enséñame a orar».

Juan concluye su primera epístola en el capítulo 5 y comienza su posdata en el versículo 14. Allí, vincula los temas centrales de su carta (la posesión y la seguridad de la vida eterna) con cosas que quiere enfatizar y conectar con esos temas. Lo primero que conecta es la oración.

«Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios» (1 Juan 5:13). Ese versículo muestra su razón para escribir. Después Juan conecta la oración con la seguridad de la vida eterna, su idea principal para la carta. «Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho» (1 Juan 5:14-15).

Vemos la importancia de la oración porque está en la parte superior de la lista de las cosas finales que Juan quiere decir. Vemos el mismo mensaje en todas las Escrituras, porque la oración es la forma en que Dios se comunica con sus hijos.