El Tribunal De CristoMuestra

Juicio: ¿Relevante o reliquia?

No hay nada más repulsivo que un corazón de juicio rebosante de crítica crónica. Y, aunque los juicios humanos son defectuosos en el mejor de los casos, y corruptos en el peor, los juicios de Dios son tan maravillosos y perfectos como Él. Por consiguiente, como discípulos de Su Hijo, no deberíamos evitar aprender sobre ellos sino más bien esforzarnos por entenderlos y apreciarlos. Entre las razones que existen para la confusión en torno a este tema están que, para muchas personas, el juicio de Dios parece socavar otras doctrinas a las que dan mucha importancia. Por ejemplo, ¿acaso no dijo Jesús?: “… El que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida” (Juan 5:24, NVI) Por el contrario, Pablo dice explícitamente: “… Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo” (2 Corintios 5:10a). Aunque estas afirmaciones parecen contradictorias no lo son, puesto que se refieren a juicios distintos.

Aunque se pronunciaron en el Antiguo Testamento, los juicios de Dios no son reliquias del pasado, ya que se enfatizan también en el Nuevo Testamento, revelando Su gloria. Recuerde que Jesús dijo que el Padre “… todo el juicio dio al Hijo” (Juan 5:22), y “… con justicia juzga y pelea” (Apocalipsis 19:11). Todo juicio, ahora y en el futuro, encaja bajo la jurisdicción de nuestro Señor, quien murió en la cruz y derramó Su sangre por la salvación del mundo. Presidiendo el tiempo y la eternidad como el gran juez, no podría haber nada más relevante que este tema, ya que Cristo personifica la inimaginable fusión de justicia y misericordia que se encuentra en la naturaleza de Dios.