Probado y aprobado: 21 lecciones de vida y ministerioMuestra

Día Uno:Seremos conocidos por los frutos que produzcamos

"A un árbol se le identifica por su fruto. Si el árbol es bueno, su fruto será bueno. Si el árbol es malo, su fruto será malo" (Mateo 12:33 NTV).

Las empresas hoy día se enfocan en la identidad de marcas y en su posición en las redes sociales. Crean redes sociales para promocionar sus productos y mantener su identidad. Celebridades y políticos gastan muchas horas y dinero para establecer y proteger su reputación y marcas que representan. ¿Estas figuras públicas y empresas saben de algo que debemos prestarle atención en nuestras vidas? La Biblia parece decir que sí. En Proverbios 22:1, el Rey Salomón escribió:

Más vale el buen nombre que las muchas riquezas; y el ser apreciado más que la plata y el oro (RVA2015).

¿Cuánto tiempo gastas pensando acerca de tu "nombre" o tu reputación y qué frutos produce tu vida? ¿Cuánto te preocupa el carácter y la integridad que refleja tu vida y cómo estás creando una cultura y un patrimonio para tu familia?

En 1 Samuel 15, el profeta Samuel le dio al Rey Saúl una tarea. Le dijo a Saúl que atacara a los amalecitas y los destruyera completamente a ellos y a todas sus posesiones. Saúl atacó y derrotó a los amalecitas, pero después de que su ejército ganó, no destruyó a todos y todo después de que su ejército ganó. En cambio, perdonó al rey amalecita y tomó algo del ganado y de sus posesiones. Saúl no consideró que sus acciones traerían consecuencias nefastas. Mientras él celebraba su victoria, Dios se arrepentía de haberlo escogido como rey. El Señor envió a Samuel a confrontar a Saúl acerca de sus acciones indiferentes y desobedientes. Samuel le dijo que Dios había elegido a otro rey para que tomara el lugar de Saúl. Inmediatamente, Saúl se arrepintió de su conducta y quiso cambiar el resultado, así que le suplicó a Samuel que regresara con él ante el pueblo. Saúl quería invocar el nombre de Samuel y cubrir su pecado con su reputación, esperando que el pueblo lo viera con buenos ojos. Si Saúl hubiera entendido el deseo de Dios de obediencia sobre sacrificio y considerado las consecuencias de sus acciones antes de que fuera demasiado tarde, entonces hubiera hecho lo correcto y seguiría siendo rey. El buen nombre de Samuel no salvó a Saúl porque Saúl había desaprovechado su propia reputación.

Un buen nombre vale más que muchas riquezas. Tu nombre refleja la reputación de tu carácter y el fruto de tus acciones. Tus valores son el fundamento de tus acciones y conducta. Si escoges actuar en maneras que sabes que son incorrectas, entonces tu mala reputación te seguirá. Si escoges obedecer a Dios con tus acciones, entonces tu buena reputación te seguirá también.

Reflexiona: Si alguien escribiera una declaración acerca de tu reputación, ¿qué te gustaría que dijera fundamentalmente? ¿Esa persona sería capaz de decirlo en este momento? ¿Por qué o por qué no?

Espíritu Santo,llévame al lugar de libertad y fructificación en mi vida. Muéstrame cómo puedo tener una reputación que glorifique a mi Padre.En el nombre de Jesús,Amén.