Perdoné a mi padreMuestra

Mentalidad del mundo

Cuando terminó el concierto, salí y mi papá estaba afuera. Cuando nos vimos, preguntó: «¿Qué tal te fue?» Respondí: «Bien». Mi padre veía que muchas personas se me acercaban por un mensaje en los CD´s y demás cosas. Entonces me dijo: «Oye hijo, qué fuerte». Pregunté: «¿Por qué?» Respondió: «Me imagino que debes de conquistar a muchas». No lo conocía, pero empecé a conocerlo un poco más. Mi esposa estaba cerca hablando con la esposa de mi padre, y él hace un comentario tan inapropiado. Dije: «No sabes de qué trata esto, estás equivocado». No quería hablar mucho para no molestarme. Entonces dije: «¿Te gustaría que tu esposa hiciera lo mismo que me dices?» Respondió: «Hijo, nosotros somos hombres y ellas mujeres, no pueden hacer eso, pero tú y yo, sí». Esto que digo es algo difícil, en ese momento dije: «Señor, gracias porque no crecí con esa idea». Hubiera anhelado crecer con mi familia completa, pero Dios es soberano y hace que todo sea para bien. Terminamos esa plática con mi padre, y me fui un poco mal. 

Un día me enteré que mi padre estaba muy enfermo, fue diagnosticado con cáncer en los huesos. Mi padre tuvo que ir al hospital, pues estaba muy delicado. Las enfermeras que lo atendían eran cristianas, tal vez por alguna canción me relacionaron, porque vieron que en el cuarto había un Miguel Cassina, fueron pensando que era yo, pero mi padre aclaró que su hijo era el cantante. Por ser mi padre, las enfermeras lo atendieron como un rey, eso impactó mucho su vida. 

Cuando mejoró un poco y le dieron de alta del hospital, mi padre fue invitado a una reunión cristiana, lo sentaron en primera fila para honrarlo porque reconocían que era mi papá. Eso motivó que mi padre entrara a YouTube para conocerme más, escuchó algunas conferencias y conciertos; entonces se empezó a interesar en la Palabra de Dios, recibió a Jesús en su corazón, se bautizó en casa porque no podía caminar y tuvo un encuentro con el Señor. 

Un día pasé por Veracruz y fui a visitarlo, porque se había deteriorado mucho su salud. Lo llevé a comprar una silla de ruedas, y me dijo: «No, ¿por qué haces eso?» A lo que respondí: «Porque eres mi papá. No nos conocemos mucho, pero eres mi padre». Él estaba con vergüenza, pero a la vez agradecido.