Saca provecho a la profecía Muestra

El estudio de la profecía debe producir actividad

La severa amonestación de Pablo en Segunda Tesalonicenses 3:6 nos subraya la verdad, de que el estudio de la profecía debe producir actividad y no lo contrario, cuando dice: «Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que anda desordenadamente, y no según la enseñanza que recibisteis de nosotros». Es que había algunos miembros de la iglesia en Tesalónica que creyeron que el estudio de la profecía y del retorno de Cristo era una oportunidad para el ocio, y habían dejado sus trabajos y vivían a costa de la iglesia. 

El apóstol Pablo, confrontó esta actitud con una fuerte palabra de corrección diciéndoles que los que no trabajaban tampoco debían comer. La profecía jamás debería producir haraganería o inactividad. A este respecto Warren Wiersbe comenta: «Las interpretaciones y aplicaciones erradas de las verdades de la Palabra de Dios pueden producir problemas interminables. La historia registra la necedad de aquellas personas que fijan fechas, venden sus posesiones y se sientan en las laderas de las montañas esperando la venida del Señor. Cualquier enseñanza que nos aliente a desobedecer otra enseñanza divina no es enseñanza de la Biblia». 

Pablo continúa diciendo: «Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno». Es que el estudio correcto de la profecía no sólo produce obras o servicio para Dios sino que produce el tipo correcto de obras. Algo interesante que vemos en este texto es que hay un juego de palabras, porque la palabra que se traduce «entrometiéndose en lo ajeno», significa estar trabajando por todos lados, corriendo de aquí para allá, estando ocupados, sí, pero como entrometidos. Es decir, estando en todas partes haciendo de todo, pero sin lograr nada. 

Un beneficio importante del estudio de las profecías, es que produce gente que está ocupada en el cuerpo de Cristo, edificándolo; en lugar de causar molestias, como un entrometido. Pablo subraya esta gran verdad al escribir a la iglesia en Roma: «Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos». 

Comprender como habrá de ser la futura culminación de nuestra salvación, en el retorno de nuestro Señor Jesucristo, debería motivarnos a una vida productiva y de pureza. Este era el sentir más íntimo de Pablo.