Saca provecho a la profecía Muestra

Falsos profetas

«Mediante la Palabra profética, y solamente a través de ella, podemos mirar el gran más allá y ver lo que ha de ser. Nuestra mirada entra en un cielo abierto con todos sus goces y glorias, la meta de todo nuestro deseo; y vemos también abierto un infierno. Todo esto, está en la Palabra profética. Los temas de mayor fuerza, los pensamientos más grandes que podrían ocupar la mente humana son aquellos de los cuales se ocupa la Palabra profética», C. I. Scofield.

Un estudio correcto de la profecía también arroja luz sobre los falsos profetas y sus enseñanzas heréticas. En relación con estos falsos profetas el Apóstol Pedro dijo: «...sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres murieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación». Refiriéndose a esta porción de las Escrituras, el Dr. E. Schuyler English ha dicho: «Los últimos días ya están aquí, queridos amigos, pero no estamos en tinieblas como para que el día de la venida del Señor nos tome por sorpresa como un ladrón. Al leer las Escrituras se nos permite entrar tras la cortina del futuro para descubrir por anticipado cómo comienza y cómo se va desarrollando el drama».

Sin lugar a dudas, uno de los grandes beneficios de estudiar la profecía es que ayuda a borrar nuestra ignorancia con respecto a las Escrituras, protegiéndonos de herejías destructivas. En una época de tanta inseguridad, el estudio de la profecía realza la autoridad de la Palabra de Dios; nos da la certeza y el consuelo que necesitamos. El ministerio del apóstol en Tesalónica, donde quizás no permaneció más que tres o cuatro semanas, nos demuestra la importancia de hacerle frente al problema de la ignorancia. A pesar de la brevedad de su estadía, Pablo les enseñó a los tesalonicenses un estudio intensivo de profecía. Lewis Sperry Chafer hace referencia a esto en su introducción a la escatología: «En el limitado período de su estadía en aquella ciudad, se vio confrontado por el paganismo, pero pudo establecer contacto con algunas personas y no sólo conducirlos a Cristo, sino también enseñarles suficiente verdad como para luego escribirles las dos Epístolas a los Tesalonicenses y creer que las entenderían».