El valor de volver a casaMuestra

Dios no se olvidó de ti.

Hay momentos en los que el silencio de Dios parece tan fuerte que creemos que nos ha olvidado. Caminamos entre la multitud sintiéndonos invisibles, como si nuestra voz no alcanzara el cielo. Pero Dios no necesita que grites para escucharte: Él conoce el latido exacto de tu corazón. A veces pensamos que nos hemos alejado tanto que ya no hay retorno, que la oveja número 100 es demasiado insignificante frente a las noventa y nueve. Sin embargo, lo que Jesús nos enseña es que para el amor del Pastor no hay distancia imposible. Él no hace cuentas, no calcula pérdidas ni beneficios. Él ama. Y ese amor le empuja a dejarlo todo para encontrarte. Aunque tú mismo hayas dejado de buscarte, Él sigue rastreando tus pasos. Tu historia no está perdida; solo está esperando ser encontrada en los brazos de Aquel que nunca olvida.

Oración:

Señor, gracias porque aunque el mundo me dé por perdido, Tú sigues contando hasta encontrarme. Enséñame a creer que sigo siendo parte de tu plan, aunque mis pasos se hayan desviado.