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Sanidad Emocional

El miedo puede no ser la realidad.

Es muy interesante que la mayor cantidad de miedos que sentimos no tienen nada que ver con la realidad, sino que la sensación que nos hace temer y asustarnos puede estar sólo en nuestra mente. Nos preguntamos cosas como “¿Y si pasa algo?” o “¿Y si no pasa?” y nos llenamos de miedo imaginando las posibilidades.

Una mujer admirable que experimentó este miedo fue María, la joven madre de Jesús. Ante la tremenda noticia de que sería la madre del Salvador lo primero que la envolvió desde el mismísimo saludo fue esa sensación de temor.

Aunque el mensaje del ángel iniciaba con la buena noticia de que ella era favorecida y bendecida, su reacción fue miedo. Ser elegida suena bien, ¿pero por qué temería sin saber absolutamente nada? Probablemente, porque se anticipó a lo que podría pasar, de la misma manera en que lo hacemos nosotros.

Pero, también podemos aprender de María, pues ella rápidamente remplazó el temor por confianza en Dios. Parte del mensaje del ángel era la buena noticia de que Dios estaba con ella, así que podía descansar en Su cuidado, por lo tanto, podía decir con confianza: “Hágase conmigo conforme a tu palabra".

Nosotros también contamos con promesas del cuidado de Dios, como podemos ver en Isaías. Sin embargo, el miedo puede impedirnos ver la realidad de un Dios presente en medio de todo. Por eso, hoy recordemos Sus promesas, y que esta confianza nos lleve a ver la realidad de que Dios está con nosotros.