Juan 1:12

Por mucho tiempo, la humanidad ha cedido un derecho crítico para realizar exitosamente la transformación, y eso es ser hijo. Sin embargo, leer este versículo, nos recuerda que con solo recibir al Hijo y creer en Su nombre, tenemos una entrada abierta y amplia al camino del cambio. Algo muy importante que se debe notar, es que lo complejo se forma del conjunto de lo simple; por lo tanto, aunque lograr transformación parezca complicado, el primer paso es volver a la simpleza del principio, abrazando nuestro derecho de ser hijo.

Así como Adán dominaba y gobernaba su entorno, incluyendo a los animales salvajes, nosotros también tenemos el poder para sojuzgar a nuestro ser y lo que nos rodea. Claro está, nuestra identidad debe ser en similitud a la de Jesús, el mayor ejemplo de hijo. Él, expuesto a vastos escenarios que desafiaban su autenticidad y autoridad como hijo, jamás cedió a Su posición y tampoco permitió que sus batallas dictaran su esencia.

Esto lo logró cultivando una relación genuina con el Padre Celestial, hablando con Él, contando con Él, pero sobre todo, conociéndolo. Como hijos, intencionalmente debemos proseguir a desarrollar y mantener viva nuestra conexión con el Padre para cada día crecer y realizar los cambios que deseamos ver en nosotros mismos.

Te invito a que puedas declarar esto conmigo, creyendo que este es el comienzo de tu evolución y una relación saludable con el formador más amoroso del mundo:

Padre Eterno, te amo. Eres el ser más hermoso que existe. Tu verdad y Tu bondad me persiguen. Aun en los confines de la tierra, me encontrará Tu mano. Hoy declaro que comienza un nuevo tiempo, que mi corazón se liga al tuyo eternamente. Abro mi corazón a Tu voluntad y Tu instrucción. Renuncio a todo lo del pasado y presente que me atan a mi condición, y por el poder de la sangre, soy nuevo y libre en Ti. Hoy me convierto en una nueva criatura consciente de su capacidad y su formador. Gracias por el cambio que comienza a suceder a través de esta oración. Lo declaro hecho y recibo Tu abrazo. En el nombre de Jesús, el Mesías, amén.

Te felicito por haber tomado el primer paso hacia tu transformación. Hoy será un día lleno de muchas bendiciones, y recuerda, el Padre está contigo en todo momento. ¡Un abrazo!