Crisis, Te Presento a CristoMuestra

Además de la impaciencia y falta de fe, la comparación es uno de los más grandes enemigos que se presentan mientras esperamos ver el cumplimiento de las promesas. Seamos honestos, todos, en más de una ocasión, nos hemos comparado con otros cuando nos sentimos frustrados porque nuestra situación es inferior a la de ellos.

Hablando bíblicamente, la comparación es una receta para el desastre. Pensamos que vamos en una carrera de caballos, peleando, inclusive con las personas que amamos, por ver quién logra más, quién recibe más, quién llega antes, etc.

Actualmente, estamos viviendo en la “Era del Filtro”. Por ejemplo, cuando publicamos una fotografía en nuestro Instagram, la misma aplicación nos da la opción de elegir entre varios filtros, unos efectos que le dan textura y una mejor visualización a la imagen original. Dios nos dice que Él también permite ciertos filtros para añadirlos en nuestras vidas. Veámos algunos de ellos en acción.

Existe un filtro que se llama: RISE. Quizás la imagen actual de tu vida esté estancada. Quizás estás sufriendo de baja autoestima o incluso de depresión. Haces un gran trabajo escondiendo tu dolor detrás de una sonrisa forzada, y te comparas constantemente con la situación de los demás, pero Dios desea aplicar el filtro de RISE en tu vida, porque como dice Su palabra: Aunque los justos cayeren siete veces, siete veces Él los levantará.

Hay otro filtro que se llama: SIERRA. Esta palabra “Sierra” está asociada con el desierto. Como creyentes, atravesaremos algunas temporadas de desiertos, pero Dios ha prometido en Isaías 43:19 que “Él hará un nuevo camino en el desierto y ríos en la soledad”.

Otro filtro que podemos mencionar es: 1977. Este filtro representa el pasado. En la vida habrá momentos en el que el enemigo tratará de recordarnos nuestros errores del pasado. La próxima vez que eso suceda y que el enemigo quiera colocar este filtro en nuestras vidas, recordemos lo que dice la Biblia en 2 de Corintios 5:17: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.

No veamos los triunfos, bendiciones, el pasado y otras características o situaciones de los demás como una oportunidad para llenar nuestro corazón de pensamientos de inferioridad o de envidia, tristeza, dolor, etc.

Como creyentes, debemos animar a nuestro prójimo, a nuestras familias y amigos por sus éxitos. Como ministros, debemos entender la importancia y necesidad de complementarnos, no de competir los unos con nosotros. Como hijos de Dios, debemos saber que Él nos ama, y más que saberlo, que podamos recibir Su amor. Entender que Él tiene un propósito especial para nosotros y muchas cosas preparadas para nuestras vidas, en Su tiempo y a Su manera.