¡Alegría a tu mundo! Una cuenta atrás para NavidadMuestra

En los días en que vivía Elisabet, no era raro que las mujeres embarazadas entraran en reclusión cuando su embarazo se hacía evidente. Sin embargo, según las Escrituras, Elisabet aparentemente se recluyó desde el comienzo de su embarazo. A menudo me he preguntado por qué Elisabet decidió esconderse en su casa mucho antes de lo que era culturalmente aceptable. Me pregunto si tal vez Elisabet consideró necesario preparar su corazón para el plan de Dios. Elisabet pudo haber estado tan maravillada y llena de gratitud que sabía que prepararse para la maternidad era la única prioridad en su vida. Puedo imaginar lágrimas recorriendo sus mejillas arrugadas mientras oraba: «¡Señor! ¡Un milagro! ¡Un milagro de buena fe nos has dado!» Me pregunto, si mientras Elisabet comenzó la alegría de hacer adorables mantitas y coser preciosas prendas de ropa en miniatura con dedos nudosos y artríticos, su corazón gritaba al Dios del universo: «¡Señor, capacítame para lo que tienes preparado para mí!»Creo que durante estos días de tranquila y gozosa contemplación, Elisabet tuvo un corazón lleno de gratitud. Ella pudo haber estado intentando cambiar su estilo de vida durante esta época de deliciosa preparación para convertirse en la madre que un joven de grandeza iba a requerir. Elisabet estaba preparando su corazón para el día del parto y la bendición. Durante esta época de Navidad, ¿para qué necesitas preparar tu corazón? ¿Necesitas hacer algunos cambios en tu estilo de vida para amoldarte al destino que Dios ha escogido para ti? A aquellos a quienes Él llama para hacer una gran obra, Él también los llama a entrar en Su presencia. La Navidad es la época de la esperanza y los milagros, y es también la temporada de la preparación para el destino de Dios. Oro para que tomes un tiempo hoy, y todos los días durante esta maravillosa época, para que estés en la presencia de Dios. En lugar de envolverte en la actividad y la extravagancia, acurrúcate en su amor y pídele que te revele su destino para tu vida. Espero que ores con Elisabet, y conmigo: «Señor, capacítame para lo que tienes preparado para mí»