Considerar y aplicar

«Su madre dijo a los que servían: “Haced todo lo que Él os diga” (2:5).

María dependía de Jesús. Por mucho que esto sorprenda a algunos, es la enseñanza de la Biblia. Lucas nos la describe como una sencilla sierva dispuesta a obedecer a Dios en todo (Lucas 1:39). Antes y después del milagroso embarazo, siguió siendo una mujer sencilla y piadosa como muchas otras en Israel. María necesitaba al Salvador Jesucristo (su propio hijo físico) como cualquier otra persona. En el Evangelio de Lucas (1:47) ella misma reconoce su necesidad de un Salvador. Nosotros debemos seguir su ejemplo.

¿Reconoces tu necesidad de un Salvador? ¿Te das cuenta de que nunca podrás agradar a un Dios puro y santo con tus propias buenas acciones? Piensa en María. Fue un buen ejemplo a seguir. Reconoció que Jesús era Dios y que tenía el poder para solucionar cualquier problema.

Hoy Jesús sigue teniendo ese poder. La sangre que El vertió es suficientemente poderosa para perdonar nuestro pecado. Él ya hizo su parte. Vivió, murió y resucitó por nosotros. A nosotros nos corresponde creer en Él y obedecerle.