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"Beneficio Cinco: Disfrutar de la presencia de Dios"
Dios nos ha dado muchas seguridades de su presencia permanente.
La presencia de Dios es absolutamente inmutable, pero la evidencia de su presencia no lo es. En algunas ocasiones Dios puede alterar intencionalmente las evidencias de su presencia para sacar el máximo beneficio de nuestra experiencia. A veces recibimos el mayor beneficio al ver muchas “huellas” visibles de sus manos invisibles durante una temporada difícil. Otras veces nos beneficiamos más al ver menos evidencias. Dios no nos ama menos cuando nos da menos evidencias. Él simplemente desea hacernos crecer y enseñarnos a caminar por fe y no por vista.
La presencia de Cristo es la base de la valentía en nuestras tormentas. No dijo: “¡Ánimo! Estoy calmando la tormenta. No tengas miedo”. En cambio, con los vientos aún furiosos, dijo: “¡Ánimo! Soy yo. No tengas miedo”.
Cristo no siempre calma inmediatamente la tormenta, pero siempre está dispuesto a calmar a Su hijo basándose en su presencia. Probablemente nunca aprendamos a disfrutar nuestras tormentas, ¡pero podemos aprender a disfrutar la presencia de Dios en la tormenta!
Las Escrituras declaran que Dios nunca abandona a sus hijos. Él siempre está ahí. Cuando todo llega a su fin, elegimos creer o no creer en Dios. Nos prometió que siempre estará con nosotros. Una vez que decidimos aceptar su presencia como un hecho, podemos ser libres para continuar disfrutando.
La intimidad con Dios crece al compartir cada ámbito de experiencia. Quiero que Dios sea la realidad más grande en tu vida. Quiero que estés más seguro de su presencia que cualquier otro que puedas ver o tocar. Sí, esta puede ser tu realidad. Este es tu derecho como hijo de Dios. Estábamos destinados a este tipo de relación con Dios, pero el enemigo ha tratado de convencernos de que la vida cristiana es, en el mejor de los casos, sacrificial y, en el peor, artificial.
Comprométete enteramente con Dios para que Él te libere para ser todo lo que Él planeó. No debemos permitir que la intimidación o el miedo nos aprisionen en ningún ámbito. Recuerda, Satanás no puede presumir ninguna autoridad en su vida. “Mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4).
Escucha atentamente. La campana de la libertad está sonando.
Dios nos ha dado muchas seguridades de su presencia permanente.
La presencia de Dios es absolutamente inmutable, pero la evidencia de su presencia no lo es. En algunas ocasiones Dios puede alterar intencionalmente las evidencias de su presencia para sacar el máximo beneficio de nuestra experiencia. A veces recibimos el mayor beneficio al ver muchas “huellas” visibles de sus manos invisibles durante una temporada difícil. Otras veces nos beneficiamos más al ver menos evidencias. Dios no nos ama menos cuando nos da menos evidencias. Él simplemente desea hacernos crecer y enseñarnos a caminar por fe y no por vista.
La presencia de Cristo es la base de la valentía en nuestras tormentas. No dijo: “¡Ánimo! Estoy calmando la tormenta. No tengas miedo”. En cambio, con los vientos aún furiosos, dijo: “¡Ánimo! Soy yo. No tengas miedo”.
Cristo no siempre calma inmediatamente la tormenta, pero siempre está dispuesto a calmar a Su hijo basándose en su presencia. Probablemente nunca aprendamos a disfrutar nuestras tormentas, ¡pero podemos aprender a disfrutar la presencia de Dios en la tormenta!
Las Escrituras declaran que Dios nunca abandona a sus hijos. Él siempre está ahí. Cuando todo llega a su fin, elegimos creer o no creer en Dios. Nos prometió que siempre estará con nosotros. Una vez que decidimos aceptar su presencia como un hecho, podemos ser libres para continuar disfrutando.
La intimidad con Dios crece al compartir cada ámbito de experiencia. Quiero que Dios sea la realidad más grande en tu vida. Quiero que estés más seguro de su presencia que cualquier otro que puedas ver o tocar. Sí, esta puede ser tu realidad. Este es tu derecho como hijo de Dios. Estábamos destinados a este tipo de relación con Dios, pero el enemigo ha tratado de convencernos de que la vida cristiana es, en el mejor de los casos, sacrificial y, en el peor, artificial.
Comprométete enteramente con Dios para que Él te libere para ser todo lo que Él planeó. No debemos permitir que la intimidación o el miedo nos aprisionen en ningún ámbito. Recuerda, Satanás no puede presumir ninguna autoridad en su vida. “Mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4).
Escucha atentamente. La campana de la libertad está sonando.
Acerca de este Plan
Liberarse te guía a través de un estudio de las Escrituras para descubrir el poder transformador de la libertad en Cristo. Los temas de este estudio provienen de Isaías, un libro sobre la captividad de los hijos de Dios, la fidelidad de Dios y el camino a la libertad.
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Quisiéramos agradecer a Beth Moore y a Lifeway Christian Resources por proporcionarnos este plan. Para más información, por favor visita: http://www.lifeway.com/
