Vuelve a EmpezarMuestra

VUELVE A EMPEZAR, RENUEVA TU FORMA DE PENSAR

En la sala de consejería me he topado con gente sincera que quiere comenzar de nuevo, pero no saben cómo, no encuentran el norte para reiniciar su andadura. Se han agotado haciendo una y otra vez las mismas cosas y obteniendo, claro está, los mismos resultados. Se frustran y se paralizan, dejan de avanzar, se turban y pierden el vigor de emprender. Pareciera que alcanzar aquello que quieren es utópico, un espejismo más en el desierto de la vida. ¿Qué hacer cuando la vida se estanca? ¿Cómo salir adelante cuando fallan las fuerzas?

Toda batalla en lo tangible se tiene que ganar primero en lo intangible. Las Escrituras nos hablan de renovar la mente, de cambiar nuestro modo de pensar habituado a las cosas de este mundo, siendo, primeramente, un sacrificio vivo y santo al Señor.La única forma de poder cambiar nuestra manera de razonar finita y humanamente torpe es a través de una entrega total al Señor, sin ambigüedades, sin reservar astutas.

Es una decisión práctica, cuya consecuencia primera ha de ser un aferramiento a las promesas de Dios. Solo la Palabra del Señor nos puede dar la lucidez que necesitamos para un actuar vigoroso y responsable. No puede haber un nuevo comienzo firme a menos que nuestro cimiento sea las Escrituras. Entonces entenderemos quiénes somos y todo lo que podemos en Cristo. La vida no nos debe nada, tendremos que pelear duro por nuestras bendiciones. No somos víctimas, nuestra identidad es indomable, la osadía es nuestra enseña.

Si creemos que no podemos, entonces, no podremos, porque una fe pusilánime no puede triunfar. La mayoría de nuestras limitaciones están en nuestra mente, son murallas auto edificadas por nuestra incredulidad. Hay que sustituir esos muros y expandir nuestras fronteras, crear autopistas para el optimismo y la aventura. Solo entonces podremos comprobar “la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.

No hay mejor sitio en el mundo que la voluntad de Dios. Si estamos en su perfecto plan, seremos verdaderamente plenos. Ahora es el momento perfecto para tomar resoluciones perdurables, hacer votos a Dios que no admitan la excusa, ni la dejadez. Es un buen momento para volver a empezar.